La XVI Edición del Concurso de Altares a la Purísima 2024, evento promovido por la Alcaldía de Managua que destaca la devoción y creatividad del pueblo nicaragüense, culminó con gran emoción y alegría para los 21 ganadores.

Este año, se entregaron tres premios en cada distrito, reconociendo el esfuerzo y la dedicación de los participantes en la elaboración de sus altares.
El Vicealcalde de Managua, compañero Enrique Armas, destacó la belleza de los altares presentados, señalando que se recibieron más de 200 propuestas en los distintos puntos de la capital.
«Este bonito evento reunió la esencia de nuestra cultura y tradición», expresó Armas al hacer entrega de los premios a los triunfadores.
Los premios consistieron en 12 mil córdobas para el Primer Lugar, 10 mil córdobas para el Segundo Lugar y 8 mil córdobas para el Tercer Lugar, incentivando así la participación y creatividad de los habitantes de Managua.
La evaluación de los altares se basó en criterios como originalidad, creatividad, elementos tradicionales y motivos bíblicos, así como el material utilizado, garantizando una categoría justa y equitativa para todos los concursantes.
Entre los ganadores, está doña Juana Sofía Páramo se alzó con el primer lugar en el Distrito 1, en el barrio Liberia. Esta destacada participante compartió su experiencia, revelando que lleva 65 años celebrando a la Virgen, una tradición que heredó de sus abuelos.
“El altar es de todo lo que nuestro país produce y la cultura de nuestra Nicaragua”, afirmó con orgullo.
Su hija, Juliana Hernández, también participó en la creación del altar, explicando que este año optaron por un diseño folclórico que resalta la rica cultura nicaragüense, incluyendo elementos representativos como El Güegüense y La Gigantona, además de la reconocida artesanía de Masaya.
“Como pueblo mariano dedicamos el altar por la paz a Nicaragua, por esa paz que solamente nuestro Buen Gobierno nos la puede dar con esa guía del Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario; y como Nicaragua es un pueblo mariano lo hicimos con todos los fierros”, enfatizó Juliana, evidenciando así la conexión entre la fe, la cultura y la identidad nacional.
Este concurso no solo celebra la devoción religiosa, sino que también promueve la unidad y el apego a las tradiciones que conforman la historia cultural de Nicaragua. Con cada altar, se revive la memoria colectiva y se reconoce la importancia de seguir preservando estas manifestaciones culturales en el futuro.