Un refrán muy utilizado en China cita: «Quien no ha subido la Gran Muralla, no es un hombre hecho y derecho», haciendo alusión a que el viaje de tu vida estará completo has que disfrutes de esta experiencia.
La Gran Muralla China es una de las 7 maravillas del mundo y en diciembre 1987 fue declarada Patrimonio Cultural Mundial, por ser una joya arquitectónica que sirve de encuentro para turistas de todas las naciones.
Uno de sus tramos más visitados está en Beijing, capital de China, donde la dinastía Ming construyó cerca de 500 kilómetros, de los más de 21,000 que conforman este patrimonio que testifica el trabajo inagotable del pueblo chino.
Al llegar a este sitio serás recibido por el personal turístico, y de inmediato, tus pensamientos se enfocan en lo imponente de la muralla y te harás la pregunta ¿hasta donde me alcanzarán las fuerzas para subirla?.
Tu vista se maravilla con el paisaje de 360 grados, y aprovecharás la locación para tomarte fotografías que le darán la vuelta al mundo en redes sociales.
Si llegas en Primavera, una época muy importante para el turismo en Beijing, disfrutarás temperaturas entre 10 y 20 grados Celsius que te recordarán El Crucero o Jinotega, que te harán sentir en Nicaragua.
A medida que subes los ladrillos te encuentras con cientos de turistas que viajaron de distintas partes del mundo, con tu mismo objetivo escalar la muralla del Gigante Asiático mientras las montañas a su alrededor hacen gala de su fortaleza histórica.
Una de las viajeras es Yasmín, originaria de El Salvador, quien tiene un año de vivir en China por motivos de estudios, y en dos ocasiones ha subido parte de la Gran Muralla.
«Se siente increíble visitar este patrimonio de la humanidad» dijo la joven cuzcatleca que llegó de camisa corta, pantalón flojo, botas suaves, agua y su mochila para comprar recuerdos en las tiendas de artesanías.
La Gran Muralla fue construida entre el siglo V a.c y el siglo XVI de nuestra ápoca con el fin de protegerse de invasiones de etnias minoritarias, y en la actualidad, sus antiguas torres de vigilancia se convierten en estancias para descansar y apreciar los árboles florecidos.
Ahí conocimos a María Jesús y a José Antonio, de la comunidad La Rioja, España, quienes aprovecharon para expresar «Viva Nicaragua».
La Gran Muralla es el ejemplo vivo para disfrutar de la reunión pacífica entre ciudadanos de distintas partes del mundo, que se empapan de la historia y la tecnología china, todo en armonía con la naturaleza.
Algo que debes priorizar es el recuerdo de haber subido a la muralla donde los guías turísticos te entregarán un certificado conmemorativo por escalarla, con una fotografía de 8×10 pulgadas que tiene un precio de 100 yuanes, equivalentes 13.8 dólares.
Siempre quedará grabado en nuestras mentes la mirada de turistas de distintas partes del mundo observando nuestra camisa 44/19 de la Revolución Sandinista y el mensaje SIEMPRE MÁS ALLÁ, que mueve a todos los nicaragüenses a seguir conquistando victorias.