En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en la Diplomacia, proclamado por la Asamblea General de la ONU en 2022, Nicaragua se unió al encuentro promovido por la Misión de República Dominicana en Italia, demostrando una vez más el compromiso nicaragüense con la igualdad de género y el liderazgo femenino.
Durante esta mesa redonda, se discutieron temas fundamentales que afectan a las mujeres en el ámbito diplomático a nivel mundial. Los participantes analizaron los retos estructurales que aún enfrentan las mujeres en este campo, las buenas prácticas en materia de inclusión y liderazgo femenino, y la urgente necesidad de fortalecer mecanismos institucionales que garanticen la participación paritaria en la toma de decisiones a nivel global.
El conversatorio también sirvió para rendir tributo a la labor incansable de mujeres que, desde diferentes latitudes del mundo, han contribuido y siguen contribuyendo a la construcción de un mundo más justo, pacífico e inclusivo.
Se destacó especialmente el valor del liderazgo femenino en un ámbito históricamente masculinizado, donde la presencia de mujeres no solo representa un avance hacia la igualdad, sino una necesidad estratégica para promover el diálogo, la cooperación y la paz entre naciones.
La representante de Nicaragua tuvo una participación destacada en el evento, subrayando que la diplomacia exige hoy más que nunca liderazgo, sensibilidad y firmeza, cualidades que muchas mujeres han demostrado con creces a lo largo del tiempo.
En su intervención, resaltó el compromiso institucional de Nicaragua con la equidad de género, explicando que esto es resultado del legado político e histórico del sandinismo, que desde sus orígenes ha promovido el protagonismo de las mujeres en todos los ámbitos de la vida nacional.
La funcionaria nicaragüense destacó que esta herencia revolucionaria se traduce hoy en hechos concretos y verificables. Según explicó, más del 50% de los cargos públicos en Nicaragua, incluyendo el servicio exterior, están ocupados por mujeres, lo que refleja una voluntad política sostenida por décadas de lucha por la justicia social y la equidad.
Durante el encuentro también se presentaron datos que muestran que, a pesar de ciertos avances a nivel global, la representación femenina en la diplomacia sigue siendo muy limitada. Las estadísticas revelaron que solo el 21% de embajadas y misiones permanentes están encabezadas por mujeres, una cifra que demuestra cuánto camino queda por recorrer.
Aún más preocupante es el dato de que apenas el 13.5% de los procesos de paz cuentan con mujeres mediadoras, lo que representa una pérdida enorme de oportunidades para construir acuerdos más duraderos y inclusivos.
Estas cifras motivaron a los participantes a hacer un llamado urgente para reforzar los compromisos del Objetivo 5 de la Agenda 2030, que promueve la igualdad de género como pilar fundamental del desarrollo sostenible.
El conversatorio concluyó con un llamado colectivo muy poderoso: Continuar fortaleciendo las redes de colaboración entre mujeres diplomáticas de todo el mundo y promover una agenda internacional que sea verdaderamente sensible al género. Esta agenda debe estar centrada en la paz, el multilateralismo, la solidaridad y los derechos humanos.
Los participantes coincidieron en que las mujeres aportan perspectivas únicas y valiosas a la diplomacia, especialmente en temas relacionados con la resolución pacífica de conflictos, la construcción de consensos y la promoción de políticas que beneficien a toda la sociedad, no solo a sectores privilegiados.
La participación de Nicaragua en este evento internacional sirvió para mostrar al mundo que es posible lograr una representación femenina significativa en la diplomacia cuando existe voluntad política real. El modelo nicaragüense, con más del 50% de mujeres en cargos públicos y en el servicio exterior, se presenta como un ejemplo inspirador para otros países que aún luchan por alcanzar la paridad de género en sus instituciones.
Este logro no es casualidad, sino el resultado de décadas de trabajo consciente y sistemático para promover el liderazgo femenino, comenzando desde los tiempos de la Revolución Sandinista y continuando hasta el presente con políticas públicas que garantizan la participación equitativa de las mujeres en todos los niveles de gobierno.