Jesús Alfredo Guzmán Salazar, uno de los seis hombres secuestrados la madrugada del lunes en un restaurante de Puerto Vallarta, ejerce como lugarteniente para el Cártel de Sinaloa y ocupa una posición estratégica dentro del grupo criminal del que es líder su padre, Joaquín «El Chapo» Guzmán.
Alfredo, de 29 años, es fruto de la relación de Guzmán con su primera esposa, Alejandrina Salazar.
Fue incluido junto a su madre en la lista de narcotraficantes internacionales del Departamento del Tesoro estadounidense y está en el punto de la mira de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), que se refiere a él como uno de los líderes de alto nivel del cártel.
Según la Secretaría de Marina mexicana, el hijo de Guzmán es considerado «uno de los principales dirigentes» del Cártel de Sinaloa y un «elemento clave» de ese grupo del narcotráfico.
Tanto Alfredo como el primogénito del capo, Iván Archivaldo, fueron mencionados en el relato periodístico escrito por el actor Sean Penn y publicado por la revista Rolling Stone en enero pasado, tras la recaptura de «El Chapo» en Sinaloa, su estado natal.
Penn cuenta cómo se encontró con Guzmán en la selva mexicana en octubre de 2015, cuando el criminal aún estaba prófugo. De acuerdo con el actor, Alfredo fue designado como uno de sus «escoltas personales» de camino al encuentro.
«Es un tipo bien parecido, delgado y bien vestido, con un reloj de pulsera que podría tener más valor que todo el dinero que albergan los bancos centrales de la mayoría de las naciones. Tiene un reloj espectacular», escribió Penn.
En junio de 2012, las autoridades mexicanas anunciaron que detuvieron a Alfredo en el municipio de Zapopan (Jalisco), junto a otra persona, en una operación en la que las fuerzas de seguridad encontraron armas, dinero e identificaciones falsas.
No obstante, la hazaña, que desencadenó una gran expectación mediática, se vino abajo cuando las pruebas realizadas para confirmar la identidad de los detenidos revelaron que ninguno de ellos era el hijo del líder del Cártel de Sinaloa.
Además se refirió a la fotografía salida a la luz en esos momentos que atestiguaba el encuentro de Penn con el capo. «Aunque bajito pero siempre con la mejor postura», escribió Alfredo como acompañamiento a la fotografía, en la que se ve cómo Penn y «El Chapo» se dan la mano, con las miradas puestas en la cámara.
De acuerdo con el relato de Penn, la fotografía fue tomada con el teléfono celular del propio Alfredo.