Con ambos ojos morados e inflamados salió declarando en un video circulado este jueves, la ciudadana Martha Candelaria Rivas Hernández, de 44 años, quien el pasado 30 de mayo, Día de Las Madres, fue golpeada el rostro con un candado, por el sacerdote Manuel Salvador García.
La cobarde agresión se registró en la parroquia Jesús del Nazareno, también conocida como “El Calvario”, ubicada en Nandaime, Granada, donde hasta hace unos días, Manuel Salvador García era el cura de esa iglesia.
Con su rostro inflamado por la agresión, doña Martha Candelaria relató que el 30 de mayo viajó de su casa ubicada en el municipio de Diriá, a la parroquia de Nandaime, en compañía de su hijo de 11 años, y su hija de 15, para estar un rato con su “amigo íntimo” el cura Manuel García.
Al llegar al lugar, Martha Candelaria encontró bebiendo guaro al sacerdote dentro de la casa cural, y lo acompañó tomándose 4 tragos de una botella.
La afectada relató que con el paso de los minutos, agarró el celular de su “amigo íntimo” y le encontró un chat, por lo cual procedió a reclamarle.
Ante el hecho, Manuel Salvador García le contestó que los celulares son privados, y que él no le reclamaba nada a ella sobre su ex pareja.
Luego Martha Candelaria salió detrás del sacerdote hasta el atrio de la iglesia “porque supuestamente ella se iba a ir”, y en ese momento la golpeó en el rostro.
Al verse el rostro ensangrentado, la víctima llamó a su hija y los gritos y el llanto de la menor se escucharon en la zona, por lo cual los vecinos de la iglesia salieron en las calles para increparle al religioso por golpear a la mujer y tratar de ayudar a Martha Candelaria.
Al ver a fieles de la iglesia apostados en la calle, el sacerdote Manuel Salvador García sacó un machete de casi 70 centímetros de largo, amenazando con “filetear” a cualquiera que tratara de meterse en “problemas de familia”, lo cual también hizo a un agente policial que llegó a ver que sucedía en la iglesia.
En videos grabados por la población, el cura se ve en estado de ebriedad golpeando las verjas del atrio de la iglesia, tratando de ladrones, drogos y pandilleros a los comunitarios, y diciendo que en la parroquia mandaba él, como si el lugar es una finca.
Martha Candelaria Rivas Hernández aseguró que conocía al cura desde el año 2019 y que desde el año pasado mantenía una “amistad de intimidad” con él.
El repudiable hecho dejó al descubierto las andanzas de algunos curas, que ocupan las parroquias para beber guaro, tener relaciones amorosas con otras personas y hacer hasta zanganadas.