El pueblo nicaragüense recordó este viernes los 18 años del paso devastador del huracán Mitch, ocurrido en 1998, cuando murieron casi 11 mil personas y unas 8 mil desaparecieron.
El Mitch fue uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales que se han visto en los últimos tiempos, con una velocidad máxima de vientos sostenidos de hasta 290 kilómetros por hora.
Mitch pasó por América Central del 22 de octubre al 5 de noviembre en la temporada de huracanes en el Atlántico de 1998, y además de Nicaragua también causó graves daños en otros países de la región.
El más fatídico de todos los sucesos ocasionados por el Huracán Mitch en Nicaragua fue el deslave, avalancha, deslizamiento, o caída precipitada y arrolladora de la masa geológica del Volcán Casitas, en el municipio de Posoltega, en Chinandega.
Las enormes correntadas de agua revuelta con lodo, rocas y árboles inmensos, bajaron destruyendo a su paso las colonias Rolando Rodríguez y El Porvenir, y de paso mataron a casi tres mil ciudadanos y a miles de animales domésticos y silvestres.
Irma Franco, miembro de la Mesa Nacional Para la Gestión de Riesgo de Honduras, recordó que en aquel día estaba monitoreando cuando escuchó en la Radio Ya, una llamada al aire de la alcaldesa sandinista de Posoltega, Felicita Zeledón, pidiendo auxilio, con voz llena de dolor, e informando de la tragedia que estaba viviendo Posoltega con el deslave del Volcán Casitas”.
Sin embargo, el gobierno liberal de turno, no atendió el llamado de la alcaldesa y las miles de personas que aún podían ser salvadas, perecieron atrapadas en el lodo o por las secuelas del arrasador fenómeno natural.
La acción del huracán se concentró con mayor severidad en las áreas rurales de los departamentos de Chinandega, León, Matagalpa, Jinotega, Estelí, Nueva Segovia, Madriz, Rivas y Granada.
Las cifras redondas del paso del Huracán Mitch fueron impactantes: 11 mil muertos, miles de desaparecidos, precipitaciones de hasta mil 900 milímetros y más de seis mil millones de dólares en afectaciones, la mayoría en Nicaragua y Honduras, el centro principal del impacto.
Para evitar que otros fenómenos naturales vuelvan a causar estragos tan terribles en el país, el gobierno sandinista ha fortalecido el Sistema Nacional de Atención y Prevención de Desastres y mantiene una capacitación constante a la población para saber cómo protegerse ante una emergencia.