Sabías que en la cultura de Malawi, especialmente en la zonas remotas del sur de esta nación africana, es normal que los padres le paguen a un hombre que cuenta con el título de «hiena» para que tenga relaciones sexuales con sus hijas una vez que tienen su primera menstruación.
Según sus creencias si las niñas se niegan podrían contraer alguna enfermedad o alguna desgracia fatal caerá sobre sus familias o el pueblo en conjunto.
Para los ancianos del pueblo este acto no es una violación sino más bien un ritual de limpieza sexual que marca la etapa final de un proceso realizado en campamentos donde se les enseña a las niñas a como ser buenas esposas.
Erick Aniva, la hiena del un poblado situado en el distrito de Nsanje, aseguró que la mayoría de las niñas con quienes se ha acostado son menores que aún van a la escuela algunas tienen 12 o 13 años pero él las prefiere mayores.
Aniva, quien tiene unos 40 años de edad, afirma además haber dormido con 104 niñas y mujeres y no sabe a cuántas de ellas ha dejado embarazadas.
Muchas de las niñas, en secreto, se muestran molestas por ser sometidas a esta costumbre y aseguran que tenían que hacerlo por el bien de sus padres y que si se niegan los miembros de mi familia podrían ser atacados por enfermedades e incluso por la muerte.
Según la costumbre, el sexo con la ‘hiena’ nunca debe ser realizado con preservativo, ya que se parte de la base de que el trabajador sexual es escogido por sus buenas costumbres y que, por tanto, no puede estar infectado con el VIH. Sin embargo Aniva confesó que tiene Sida aunque no se lo comunica a los padres que lo contratan.
A estos trabajadores sexuales se les paga entre 4 y 7 dólares por cada acto. Asimismo, aplican sus servicios igualmente a las mujeres viudas antes de enterrar a su marido y a las mujeres que han sufrido un aborto, entre otros casos.