Conozca la historia de la mujer adicta a beber sangre

Se llama Michelle, tiene 32 años, vive en California y es adicta. Pero tiene una adicción un poco extravagante. Michelle es adicta a beber sangre, 7 litros a la semana para ser exactos. Es decir, esta estadounidense ingiere un litro de sangre al día simplemente porque le gusta.

Todo comenzó cuando esta tatuadora era adolescente y solía realizarse cortes a sí misma. En uno de sus actos sintió curiosidad y empezó a beber su propia sangre. Con el paso del tiempo dejó de cortarse y de beber su propia sangre para probar con la de otros seres. Desde entonces su sed de sangre ha sido imparable.

«La sangre es tan importante como el agua para mí. Me gusta beber sangre cuando leo, cuando estoy viendo la televisión… Nunca es mal momento para hacerlo», afirma en el programa ‘Mi extraña adicción’ de la cadena de televisión TLC.

Michelle lleva más de 10 años bebiendo sangre pero no es una vampira como las que hemos podido ver en ‘Buffy’, ‘True Blood’ o ‘Crepúsculo’. Al fin y al cabo, lo que ingiere en grandes cantidades cada día es sangre animal y no humana.

«Prefiero la sangre de cerdo a la de vaca por su sabor. Es más salada. Su consistencia es parecida a la del vino pero algo más espesa».

La pasión de Michelle por la sangre también llega a la cocina. Para comenzar el día, Michelle mezcla una pequeña dosis de sangre con el café. A la hora de comer, realiza sopas con sangre, entre otros muchos platos. En cambio, cuando se siente algo más festiva y quiere prepararse un cóctel, Michelle no se rompe mucho la cabeza y realiza un Bloody Mary con vodka, pimienta y, por supuesto, sangre. «Me irrito cuando no bebo sangre. Me enfado y no quiero salir de casa».

Aunque esta norteamericana se alimenta de sangre de cerdo (entre otros animales), prefiere la sangre humana. «Es más sabrosa pero no puedo salir a la calle y decir ‘¡Hey! ¿Qué tal? ¿Puedo beber tu sangre?’. Es más fácil para mí beber sangre animal», afirma.

«Cada persona tiene un sabor distinto. Hay mucha diferencia entre beber sangre de hombre y sangre de mujer. La sangre de los hombres es más espesa de alguna manera». Michelle prueba sangre humana directamente de la persona, generalmente alguien cercano como un amigo o una pareja.

«Cuando me corto [para que beba sangre] no me duele mucho. Estoy acostumbrado», dice Johnny, un amigo suyo del que se suele alimentar. A pesar de ser adicta a la sangre, Michelle tiene sus gustos. Prefiere que esté extraída de los bíceps, la zona de los codos, o la espalda. «Intento evitar el cuello porque es demasiado cliché. No soy una vampira, simplemente soy una persona a la que le gusta beber sangre. Mucho», explica.

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