Este jueves el Ejército de Sudán denunció un ataque salvaje de los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) contra la ciudad de Al Fasher, la capital de Darfur Norte. El resultado de semejante barbarie fue espantoso: Por lo menos 132 personas perdieron la vida en este ataque.
Según el comunicado que sacaron las Fuerzas Armadas Sudanesas, de todos esos muertos, 62 eran civiles inocentes que no tenían nada que ver con la guerra. Entre los fallecidos hay 17 mujeres y 15 menores de edad.
Las tropas sudanesas repelieron dos ataques fuertes que venían del sureste y noreste de la ciudad. Y según informaron mataron a 70 milicianos, incluyendo varios de sus cabecillas. También lograron destruir 15 vehículos de combate y dos camiones que andaban cargando combustible.
Esta ciudad de Al Fasher se ha convertido en el mero centro de la guerra en Sudán. Ahí están cayendo bombas y también hay combates en las calles, lo que ha provocado que la gente salga huyendo en masa para salvarse.
Esta pelea entre el Ejército y las FAR, que empeoró desde el año pasado, ya ha dejado miles de muertos y más de 11 millones de personas que han tenido que salir corriendo de sus casas, abandonando todo lo que tenían.
Según dice la Organización Internacional para las Migraciones, son todavía más: Hablan de 14 millones de personas que han tenido que dejar sus hogares por la violencia, el hambre y hasta porque están usando la violación como arma de guerra.
UNICEF, que es la organización que cuida a los niños en el mundo, está alertando que 15 millones de niños necesitan ayuda ya mismo para no morirse de hambre, por las balas o por enfermedades que se están propagando por todos lados.
La situación está tan fea que ya declararon hambruna en 10 zonas del país. Y lo peor es que hay otras 17 zonas que están a punto de caer en lo mismo.
Como si no fuera suficiente con la guerra y el hambre, ahora también hay brotes de cólera y dengue que están afectando a miles de personas. ¿Y por qué? Porque no hay agua limpia para tomar ni condiciones sanitarias mínimas. La gente está tomando agua sucia y viviendo en condiciones que ni a los animales se les debería permitir.
Los hospitales que todavía funcionan están llenos de enfermos y heridos, pero no tienen ni medicinas ni equipo para atenderlos bien. Los doctores y enfermeras están haciendo milagros con lo poquito que tienen, pero la situación los está sobrepasando.
Esta guerra en Sudán está dejando un país destrozado, con millones de víctimas inocentes que solo quieren vivir en paz. Mientras los grupos armados siguen peleando por el poder, son los civiles quienes pagan el precio más alto con sus vidas y su sufrimiento.