Los paramilitares de las llamadas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) hicieron un bombardeo contra la ciudad de El Fasher, en Sudán, dejando al menos 33 muertos y un varios heridos. En este país africano la guerra no da tregua.

Según fuentes militares, los paramilitares lanzaron obuses de 80 y 120 milímetros hasta 300 veces contra la población civil.
Lo que pasa es que estos paramilitares de las RSF quieren tomarse la ciudad de El Fasher a como dé lugar. Llevan semanas haciendo un asedio durísimo contra esta ciudad que queda en Darfur Norte. ¿Y para qué la quieren? Pues para convertirla en la capital de un gobierno paralelo que ellos mismos proclamaron. O sea que ahora en Sudán hay dos gobiernos peleándose el mismo país.
Las Naciones Unidas no para de pedir que dejen pasar ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados que están en esa región. Ya van más de 350 personas que han muerto en esos campamentos por los ataques de las RSF. Y eso sin contar los que están muriendo de hambre y enfermedades.
Los que saben de política en esa zona dicen que El Fasher es una ciudad bien importante para los dos bandos que están en guerra. Por eso la pelea ahí se está poniendo más dura que en otros lados. Los expertos avisan que los combates van a ser bien sangrientos y que va a haber muchos civiles muertos si esto sigue así.
Esta guerra comenzó a mediados de abril de 2023, o sea que ya va para más de un año. Todo empezó porque dos hombres poderosos se pelearon por el control del país: Abdel Fatah al-Burhan, que es el jefe del Ejército, y Mohamed Hamdan Daglo, que manda las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido.
Lo más triste de todo es que esta guerra ya destruyó tantas cosas que la gente necesita para vivir. Las cosechas, los mercados, los hospitales, todo está destrozado. Y por eso el país está metido en una espiral terrible de hambre y muertes que parece no tener fin.
Los niños son los que más sufren en estos casos. Muchos han quedado huérfanos, otros están malnutridos, y todos viven con el miedo constante de escuchar las bombas caer cerca de donde están. Las escuelas prácticamente no funcionan, y una generación entera está creciendo viendo solo violencia y destrucción.