Diversos estudios han explorado la relación entre la frecuencia y calidad de las relaciones sexuales y la apariencia física, concluyendo que, efectivamente, el sexo podría influir en el aspecto del rostro.

Un grupo de investigadores analizó si los niveles hormonales y la percepción del atractivo estaban vinculados a la actividad sexual. Los resultados indicaron que las personas con una vida sexual más activa eran percibidas como más atractivas, posiblemente debido a los efectos fisiológicos del sexo en la piel y la expresión facial.
El estudio sugiere que la práctica regular de sexo influye en la producción de hormonas clave como la oxitocina y las endorfinas, ambas relacionadas con el bienestar. Además, el orgasmo estimula la circulación sanguínea, proporcionando un efecto inmediato de luminosidad en la piel.
El sexo no solo mejora el estado de ánimo, sino que también tiene un impacto directo en la piel. Durante la actividad sexual, el cuerpo libera colágeno, una proteína esencial para mantener la piel firme y con menos arrugas.
Y… ¿a vos se te nota?