Al menos seis personas han muerto tras el devastador paso del tifón Shanshan por Japón, que se está debilitando a medida que avanza hacia el este, convirtiéndose en tormenta tropical. Sin embargo, continúa provocando intensas lluvias y caos en el transporte, con advertencias de deslizamientos de tierra que afectan severamente a la población.
La isla de Kyushu ha sido la más afectada, con ráfagas que alcanzaron hasta 252 kilómetros por hora, mientras se espera que la tormenta llegue a Tokio entre el 1 y el 2 de septiembre.
El tifón ha dejado un trágico saldo, incluyendo la muerte de tres miembros de una misma familia debido a un deslizamiento de tierra en la prefectura de Aichi, y el portavoz del gobierno, Yoshimasa Hayashi, ha confirmado una nueva fatalidad, con el temor de que dos personas más hayan fallecido.
La situación ha llevado a las autoridades japonesas a emitir la alerta máxima en varias zonas, recomendando la evacuación de más de cuatro millones de personas en Kyushu. Aunque no está claro cuántas personas han seguido esta recomendación, las imágenes de inundaciones en la prefectura de Kanagawa, donde los vehículos están casi sumergidos, ilustran la gravedad de la situación. Además, la Agencia Meteorológica de Japón ha emitido alertas por posibles deslizamientos de tierra en Kyushu y Shizuoka.