Los nicaragüenses Jonathan Hernández-Rosales, de 28 años, y Fernando Rodríguez Juárez, de 26 años, murieron tras ser baleados por agentes de policía en el sur de Omaha, Nebraska, en Estados Unidos, a eso de las 2 de la madrugada del pasado sábado.
Esta tragedia ocurrió en un callejón cerca de las calles 32 y L, cuando dos oficiales fuera de servicio se vieron involucrados en un tiroteo con los nicaragüenses, quienes viajaban a bordo de una camioneta.
Aunque los detalles aún se están esclareciendo, la intervención policial culminó con ambos jóvenes gravemente heridos, siendo trasladados de emergencia al hospital Nebraska Medicine, donde posteriormente se confirmó su deceso.
La comunidad nicaragüense en Estados Unidos y nuestro país se encuentra en shock ante este desafortunado incidente, mientras la Policía de Omaha reveló que durante la revisión del vehículo se halló un arma de fuego.
Este incidente no solo ha levantado preguntas sobre las circunstancias que llevaron al fatal desenlace, sino también sobre las prácticas y protocolos de los oficiales involucrados, quienes han sido puestos en baja administrativa remunerada mientras avanza la investigación.