Giovana Cruz Hernández y Mario Alberto Reyes Nájera, quienes torturaron, violaron y asesinaron a la pequeña Fátima de 7 años, temen por sus vidas, luego de recibir mensajes de parte de reos, que aseguran les harán lo mismo cuando estén presos.
Los asesinos solicitaron a las autoridades del Sistema Penitenciario mexicano vigilancia especial, porque han recibido amenazas asegurándoles que “tarde o temprano” les harán lo mismo que ellos le hicieron a la niña.
“Están en un área restringida, pero no van a estar así por mucho tiempo y ahí es donde van a empezar los problemas, porque no van a tener la vigilancia que tienen ahora”, comentó una fuente que pidió el anonimato.
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Luego de la imputación de los delitos de secuestro agravado y feminicidio, un juez del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Ciudad de México dio como plazo cuatro meses para el cierre de la investigación complementaria.
En ese tiempo Giovana y Mario permanecerán en prisión, mientras que peritos especializados y agentes de la Policía de Investigación (PDI) continúan recabando pruebas.
Los especialistas de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) local siguen buscando el arma homicida, un cinturón, que según lo dicho por Giovana ella utilizó para estrangular a Fátima.
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Mientras que los exámenes practicados al cuerpo de la niña y a Mario confirmaron que él la agredió sexualmente.
En el expediente se detalla que él la envolvió en una lona blanca y, durante la noche, utilizó el mototaxi con el que trabajaba para tirarla en el predio baldío donde días después se encontró a la menor.
Dijo que Giovana aceptó participar y que ella recomendó dónde abandonar el cuerpo, pues con frecuencia utilizaba ese camino.
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Los hijos de la mujer están bajo el resguardo de las autoridades y, según los exámenes practicados, mostraron signos de abandono, así como de perturbación y tocamientos.
Aparentemente, Mario Alberto los obligaba a ver y a hacer cosas en contra de su voluntad.