En el marco del estado de excepción, la violencia continúa azotando a la provincia de Manabí. Entre la noche del miércoles 4 y la madrugada del jueves 5 de diciembre de 2024, se registraron al menos nueve muertes violentas en dos cantones del centro norte de la provincia.
El primer caso ocurrió en el cantón Sucre, donde un ataque armado a una vivienda dejó tres personas muertas: un padre y sus dos hijos, un niño de 13 años y una niña de 14. Además, la madre de los menores resultó herida en el asalto.
Según Fabary Montalvo, comandante de la Policía en la subzona Manabí, los atacantes previamente intentaron ingresar a otra vivienda, pero al no encontrar a su objetivo, abandonaron el lugar antes de perpetrar el crimen. En la escena se hallaron 22 indicios balísticos, y se presume que el objetivo principal era el padre de los niños, quien, aunque en proceso de rehabilitación, tenía antecedentes de consumo de drogas.
Menos de 12 horas después, en el cantón Chone, en el sector Platanales, fueron encontrados seis cuerpos maniatados, baleados y sin vida en una vía rural. Los moradores de la zona dieron alerta a las autoridades a las 7:00 de la mañana. La Policía sospecha que los cuerpos fueron abandonados por un vehículo. La identidad de las víctimas aún se encuentra en investigación, pero se presume que se trata de adolescentes.
Este violento episodio se suma a una creciente ola de crímenes en Manabí durante 2024, que ha sido marcado por la intensificación del crimen organizado. A pesar de las intervenciones de la Policía y el Ejército, que militarizaron varios cantones y realizaron operativos, la violencia sigue siendo un desafío constante.
En lo que va del año, Manabí ha reportado 784 muertes violentas, reflejando la profunda crisis de seguridad que enfrenta la provincia, especialmente debido a la presencia de grupos vinculados al narcotráfico.