Presidente Daniel Ortega y vicepresidenta Rosario Murillo conmemoran la Heroica Batalla de San Jacinto

Desde la Hacienda San Jacinto, el Presidente de la República, comandante Daniel Ortega Saavedra y la vicepresidenta compañera Rosario Murillo, presidieron el acto del 163 aniversario de la Batalla de San Jacinto.

En el acto estuvieron presentes los mandos de la Policía Nacional, del Ejército de Nicaragua y el doctor Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional.

San Jacinto, tierra sagrada

El comandante Daniel Ortega llamó a la Hacienda San Jacinto «tierra sagrada» donde se “defendió la dignidad de la patria, la soberanía de la patria, la soberanía de la región centroamericana, de las naciones centroamericanas, desde esta Hacienda de San Jacinto ya estamos en víspera del día de esa histórica batalla”.

Manifestó el mandatario nicaragüense que Nuestramérica vive tiempos que evocan y señalan la vigencia de los ideales, de los valores, de los principios que defendieron los héroes de San Jacinto.

“Sabemos que la presencia del yanqui invasor era la presencia de los sectores más conservadores, más reaccionarios del sur de los Estados Unidos. Estados Unidos se debatía en esa confrontación interna entre el norte y el sur y los esclavistas trataban de ganar territorio aquí en Centroamérica, en México, apoderarse de toda esta región para fortalecer su batalla allá en el norte, o sea Nicaragua fue el punto de partida donde se enfrentaban los intereses que ya se estaban enfrentando allá en los Estados Unidos, del norte contra los del sur o los del sur contra los del norte”, rememoró el líder sandinista.

Y a pesar de que el imperio norteamericano todavía no terminaba de unificarse en esa época, el comandante Daniel subrayó que Nicaragua se vio incorporada a esa batalla entre los bandos estadounidenses.

“Porque al final de cuentas era una batalla que se libraba en ese imperio que todavía no terminaba de unificarse y donde en Nicaragua ya estaba la ruta, la ruta del tránsito que era el objetivo de mayor valor que perseguían los fuerzas traídas desde los Estados Unidos encabezadas por Walker, y sobre la actitud, falta de dignidad, falta de patriotismo de los que trajeron a los filibusteros, de los que en ese momento ondeando la bandera azul y blanco se la ponían en los pies a Walker, a Walker con su fuerza militar”, dijo Daniel.

Un acto de ultraje a nuestra soberanía

Recordó que esas fuerzas militares estaban conformadas por altos oficiales del ejército del sur de los Estados Unidos que vinieron a posesionarse de Nicaragua.

“Y finalmente cuando Walker ya se elije presidente de Nicaragua y toma posesión y está ahí presente el representante del gobierno yanqui aquí en Nicaragua legitimando un acto de ultraje a la soberanía de nuestra país. En ese momento la bandera también estaba ultrajada, estaba enlodada porque nuestro general Sandino bien llamó ‘peleles’ y ‘vendepatrias’ y luego no quedó más camino que encontrarse para defenderse, no solamente los nicaragüenses de lo que eran las leyes que ya imponía el yanqui invasor, sino para defender también a los centroamericanos que sabían que si el yanqui lograba consolidar la ocupación sobre Nicaragua luego iban el resto de Centroamérica”, manifestó el presidente Daniel Ortega.

Indicó que para evitar que se tomaran Centroamérica se conforma un ejército con soldados de la región.

“Por eso es que se da la participación combativa de los hermanos centroamericanos, guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, costarricenses, todos en esa batalla, en la batalla de Nicaragua para defender la independencia de los países centroamericanos, porque apenas hacia unos cuantos años atrás en 1821, bueno, se había dado el primer paso hacia la independencia, una independencia que no fue total, fue parcial, porque vino la adhesión al imperio de Iturbide y finalmente ya vino la independencia”, historió.

“Eran naciones que estaban naciendo a la independencia, estados que estaban naciendo a la independencia cuando viene la invasión y se trataba de defender (…) esa independencia que se declaró el 15 de septiembre de 1821 allá en Guatemala y que luego se ratificó cuando los estados centroamericanos ya rompen con el imperio de Iturbide y ya tenemos una nación centroamericana hasta entonces integrada, unida por las circunstancias históricas más que por la voluntad del pueblo, de los pueblos centroamericanos, amenazada por los invasores del norte, era el expansionismo yanqui con toda su furia, con toda su fuerza”.

Disputa por transitar por Nicaragua

Y en Nicaragua ya estaban operando las compañías de tránsito norteamericanas, algunas dirigidas por altos mandos militares de esa nación. “Ellos mismos se están disputando esa ruta de tránsito porque ven ahí también que esa es la ruta del canal, que en ese momento ya funcionaba como un canal que recorría el río San Juan, que recorría el lago y luego bueno recorría un pequeño trecho en tierra firme. Ya ese canal estaba siendo explotado por las empresas norteamericanas y por esa ruta fueron miles de norteamericanos los que transitaron hacia la costa oeste o desde la costa oeste hacia la costa este, una batalla que involucró a miles de hermanos centroamericanos”.

Reconoció que esa guerra acercó a los pueblos centroamericanos para enfrentar al invasor norteamericano que buscaba una ruta que representaba un punto estratégico para continuar con plan expansionista.

“Y en esa guerra que se prolongó hasta la huida de Walker, la batalla de San Jacinto fue la batalla que le dijo al pueblo nicaragüense, le dijo a los pueblos centroamericanos, por muy poderoso que sea, porque tenían una superioridad más que numérica en cuanto al número de combatientes, la superioridad de los yanquis era en cuanto a que eran oficiales, coroneles, militares, etc., que venían de la batalla entre el norte y el sur, que traían armamento moderno, era el armamento más moderno que podía existir en la época, de lo que son los fusiles de repetición la tenían ellos. En cambio, las fuerzas en confrontación aquí en Nicaragua, liberales y conservadores, que cada quien formaba su grupo para que se enfrentara con el otro grupo, eran fuerzas que no tenían mayor formación, mayor disciplina desde el punto de vista militar y desde luego, contaban con un armamento muy pobre. Los fusiles que tenían eran fusiles de un solo tiro, aquellos venían con fusiles de repetición y por lo tanto parecían que eran invencibles, habían temor”, manifestó.

Recordó cuando Diriangén defendió nuestra patria ante el invasor español que vino a robar nuestra tierra y recursos naturales manipulando la palabra de Cristo.

“Simplemente tomaban posesión, no en base a ley alguna, sino utilizando la cruz y la espada, manipulando a Cristo para utilizar la espada para asesinar a pueblos enteros en toda Nuestramérica, someter a los sobrevivientes a la explotación más brutal, eso es lo mismo que venían a hacer los filibusteros encabezados por Walker y que hicieron en nuestro país asesinando, incendiando la ciudad de Granada, o sea la barbarie, queriendo sembrar el terror y que por el terror se rindieran en primer lugar los nicaragüenses y luego fuesen cayendo los otros pueblos centroamericanos y ellos ir luego avanzando. Porque su objetivo era ocupar México, y ya México y Centroamérica unidos al sur de los estados Unidos para ganarle la batalla al norte, nos vimos inmersos de hecho en ese combate que libraron por contradicciones que tenían que ver más que por una razón humanitaria en cuanto a la esclavitud tenían que ver con una razón económica las contradicciones entre los comerciantes, ya empresarios y los agricultores que se habían acostumbrado a no pagar mano de obra simplemente comprar esclavos, y que los esclavos le trabajaran simplemente por un plato de comida”.

En la batalla de San Jacinto se demostró que el Yanki no era invencible

El Presidente Daniel Ortega enfatizó que hoy estamos rindiendo homenaje a los héroes de la Batalla de San Jacinto y a todos los héroes que combatieron contra en yanqui invasor en los diferentes frentes de lucha.

Dijo que tenemos que cobrar conciencia que ahí, en la Batalla de San Jacinto, ese es el momento histórico, donde realmente estamos defendiendo nuestra independencia y logrando nuestra independencia.

La Batalla de San Jacinto trascendió a toda Nicaragua y a toda Centroamericana “porque se demostró aquí que el yanqui no era invencible, se demostró aquí que se le podía derrotar, la derrota del yanqui aquí en San Jacinto significó inmediatamente fortalecer la moral de los combatientes nicaragüenses, de los combatientes costarricenses, salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, todos a luchar con mayor empuje en los diferentes frentes de batalla”.

Agregó que es ahí donde se consolida nuestra independencia, aquella independencia que se había decretado el 15 de septiembre de 1821, se consolida en la lucha, en la batalla contra los invasores y contra los vende patrias que se mantuvieron siempre plegados a los invasores.

“Porque como es común a lo largo de la historia, no es nada nuevo, han estado siempre los caínes, pero también son mucho más los Abeles que son los pueblos, que son los trabajadores, que son los campesinos, que es la juventud que tiene dignidad, que tiene amor a la Patria”, subrayó.

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