El Comandante y líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, desde siempre fue un defensor de las raíces culturales de América Latina y el Caribe, siempre creyó que cada pueblo debía forjar su destino y su historia de forma soberana.
Fidel fue amante del beisbol, del arte, de la lectura y también del cine, pero no de aquel que te inventa súper héroes salidos de un cómics, cuyo propósito son inmiscuirse en el imaginario y conciencia de un pueblo, para arrebatarle su identidad; al contrario, el dirigente revolucionario promovió la identidad nacional y latinoamericana.
El líder cubano pasaba horas leyendo, era una de sus pasiones favoritas, además de escribir, gusto que compartiera con su gran amigo, el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Ambos eran capaces de conversar largas horas, hablaban de deportes, de novelas, del medio ambiente y claro del cine latinoamericano.
En una de esas interminables pláticas, surgió una de las más brillantes ideas que aún perdura con pilares sólidos. Una noche de diciembre de 1985, el estadista y el escritor se plantearon crear una escuela de cine, sí, una donde los amantes del séptimo arte de América Latina y el Caribe, pudieran pulir su talento para que toda aquella riqueza cultural de esos pueblos se diera a conocer al mundo, pues el objetivo era lograr la integración del cine latinoamericano.
Una idea hecha realidad
Un 15 de diciembre de 1986, la idea se hizo realidad y nace la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, Fidel desde siempre la llevó armada en su cabeza y su gran cómplice Gabo le ayudó a hacerla realidad.
Por esta escuela, de enorme referencia mundial han pasado decenas de grandes profesores cineastas de España, Cuba y de Latinoamérica.
La escuela surgió con la filosofía de aprender haciendo, tomando como ejemplos los grandes cineastas del mundo, que aprendieron a hacer películas, sencillamente haciéndolas, reinventándose en cada una de ellas, aprendiendo de sus errores, hasta lograr la perfección en el guión.
Pero años antes de instituirse la Escuela de Cine, ya Fidel junto a su otro gran amigo revolucionario el Comandante Ernesto Che Guevara, crean el Instituto Superior de Arte, hoy Universidad de las Artes de Cuba, con lo que se abre un nuevo capítulo de la enseñanza artística.
En ambos casos, el pensamiento y legado de Fidel se hizo realidad, miles de jóvenes han pasado por sus aulas aprendiendo, innovando, creando arte, creando cine. Los sueños de Fidel, de Gabo y del Che, se hicieron realidad.
El cineasta nicaragüense Marcio Raúl Vargas Arana estudio las artes visuales en Cuba, se formó durante 5 años.
“Tuve la suerte histórica de conocer a Fidel”
Cuba para Marcio, es su segunda Patria y cada vez que habla sobre ella, las palabras autodeterminación, revolución, solidaridad y dignidad, se escuchan en múltiples ocasiones.
Este cineasta nicaragüense, reconoce en Fidel, al padre de los grandes revolucionarios latinoamericanos, en cuatro ocasiones estrechó su mano y escuchó sus discursos.
“Tuve la suerte histórica de haber estado en los últimos años en que fue presidente una de las más grandes personalidades de toda la historia y de haber aprendido de la Revolución Cubana”, dice Marcio.
“El comandante Fidel tenía una visión muy clara, un cine comprometido con los problemas latinoamericanos, un cine que hablara de los problemas de nuestros países. Luchar por quitar la etiqueta de Hollywood cuando la gente escucha la palabra cine. Era crear nuestro propio lenguaje audiovisual en base a nuestras luchas, nuestros problemas, nuestras realidades”.
Marcio califica a Fidel como un soñador que logró hacer de Cuba una potencia en medicina, deportes y arte. “En ese sentido mi escuela nació de un sueño, ya que todas las escuelas de cine del mundo son demasiado costosas. Tuvo una visión muy clara de cómo debía ser el cine latinoamericano”.
“En lo personal le debo ser un documentalista militante, ya que no sólo por el hecho que mi universidad fue idea de Fidel Castro, el hecho de pasar todos esos años en Cuba y de ver los logros de la Revolución me hizo un hijo más de la obra de Fidel. Yo soy un documentalista militante gracias a él y a la Revolución Cubana”, patentizó Marcio.
Para honrar ese legado heredado de Fidel, Marcio realizó un documento que lo titulo “Yo soy Fidel”.
“Yo tuve la suerte de tenerlo cerca, de escucharlo, uno llega con la idea de tantos años, de cuando uno estaba niño, y lo veía en la televisión, pero cuando lo tenías en frente era otra cosa, se sentía lo grande de su figura y de su pensamiento. Todo Cuba, la Revolución fue su gran proyecto”.
Este documental, Marcio señala que fue un enorme reto, sobre todo porque en 17 minutos retrató la figura inmensa del Comandante Fidel Castro. “Fue un honor haber sido el encargado de hacer ese documental, sobre todo porque lo vio la hija del Comandante Ernesto Che Guevara y el líder independentista de Puerto Rico Oscar López Rivera”.
“Ese trabajo relata los momentos más importantes en la vida de Fidel y resalta la relación fraterna y de amigo que tuvo con nuestro Comandante Presidente Daniel Ortega”.
Marcio fue director de la Cinemateca de Nicaragua, es director del sitio de Facebook y del programa televisivo “Izquierda Visión”, ha dirigido y editado diversos documentales de los dirigentes latinoamericanos, siendo uno del Comandante Fidel Castro, que se proyectó en el Foro de Sao Paulo celebrado en julio pasado, en el marco del 38 aniversario de la Revolución Sandinista.