El 31 de julio, la Corte Suprema de Justicia conmemoró el 135 aniversario de la publicación del libro Azul, de nuestro poeta universal Rubén Darío, Prócer de la Independencia Cultural de la nación, con un acto realizado en el Auditorio Azul, del edificio número dos de la Suprema Corte.
Las palabras introductorias estuvieron a cargo del licenciado Edgar Solórzano Vargas, Subdirector General de Comunicación del Poder Judicial, quien afirmó que “hoy estamos de fiesta cultural, conmemorando el 135 aniversario de la publicación del libro Azul”.
“Conmemoramos hoy a 135 años de distancia la publicación de Azul, libro impregnado de amor al arte, y de amor al amor. Homenaje que nuestras máximas autoridades han querido perennizar al poner como nombre de este auditorio “Azul”, por ese libro primigenio de nuestro poeta”, apuntó el licenciado Edgar Solórzano Vargas.
Expresó que en el libro Azul, publicado en Valparaíso, Chile, en el año 1888, nuestro amado poeta, refleja en los 18 cuentos breves en prosa y siete poemas, a un poeta enamorado de la esperanza y la vida, del amor y la libertad.
Recordó que la edición primigenia de Azul se dividía en las siguientes partes: Cuentos en prosa, que incluía los relatos El Rey Burgués, La Ninfa, El Fardo, El velo de la reina Mab, La canción del oro, El rubí, El palacio del sol, El pájaro azul y Palomas blancas y garzas morenas; En Chile, con dos textos en prosa: Álbum porteño y Álbum santiagués; El año lírico, con cuatro poemas dedicados a las cuatro estaciones: Primaveral, Festival, Otoñal e Invernal; y Dos poemas sueltos: “Pensamiento de otoño” y “Anagke”.
La originalidad de Azul radica, entre otras cosas, en la atracción de elementos estéticos y de estilo desde otras literaturas y culturas, especialmente de Francia. Esto permite que los poemas y cuentos se enriquezcan con un amplio vocabulario y variadas imágenes, lo que determina un particular estilo del texto.
El licenciado Solórzano Vargas se preguntó ¿por qué el poeta decidió titular su libro primigenio como Azul? y respondió que en su libro titulado Historia de mis libros, Rubén Darío, dice: «El azul es para mí el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y fundamental». Más adelante agrega: “Concentré en ese color célico la floración espiritual de mi primavera artística”.
Es decir, que para Darío el Azul es ensueño, es arte, es un color espiritual.
Para situar la importancia de este libro para el propio poeta, precisó que en ese mismo libro Historia de mis libros, apuntaba: “Esta mañana de primavera me he puesto a hojear mi amado viejo libro, un libro primigenio, el que iniciara un movimiento mental que habría de tener después tantas triunfantes consecuencias; y lo hojeo como quien relee antiguas cartas de amor, con un cariño melancólico, con una “saudade” conmovida en el recuerdo de mi lejana juventud”.
“Tal fue mi primer libro, origen de las bregas posteriores, y que, en una mañana de primavera, me ha venido a despertar los más gratos y perfumados recuerdos de mi vida pasada, allá en el bello país de Chile. Si mi Azul… es una producción de arte puro, sin que tenga nada de docente ni de propósito moralizador, no es tampoco lucubrado de manera que cause la menor delectación morbosa. Con todos sus defectos es de mis preferidas. Es una obra, repito, que contiene la flor de mi juventud, que exterioriza la íntima poesía de las primeras ilusiones y que está impregnada de amor al arte y de amor al amor”.
“Conmemoramos hoy a 135 años de distancia la publicación de Azul, libro impregnado de amor al arte, y de amor al amor. Homenaje que nuestras máximas autoridades han querido perennizar al poner como nombre de este auditorio “Azul”, por ese libro primigenio de nuestro poeta”, apuntó el licenciado Solórzano Vargas.
En el acto, el doctor Sergio Palacios, magistrado del Tribunal de Apelaciones de Managua, expuso una semblanza dariana desde la perspectiva de Azul, resaltando la sensibilidad, posición de clase y antimperialismo de Darío.
El doctor Palacios manifestó que, con Azul Rubén Darío se posicionó como Padre del Modernismo y nos dejó un gran legado con sus libros Prosas Profanas y Cantos de Vida y Esperanza.
Dijo que una de las principales herencias del poeta es su antimperialismo, y destacó la genialidad del poeta, su sensibilidad y su esteticismo. Concluyó su presentación leyendo el cuento El pájaro azul.
En el acto participaron artistas del Movimiento Cultural Leonel Rugama, la Marimba del Maestro Alejandro Palacios, de la ciudad de Masaya; la Compañía de Teatro Cara o Sol, que puso en escena la obra teatral “A mi ilustre Maestro”; el Grupo de Danza de la Unidad en Victorias “Carlos Núñez Téllez y El Colectivo Experimental 95 del Movimiento Cultural “Leonel Rugama” y el violinista Carlos Romero, que interpretó el Himno de la Alegría.