A un año del tránsito a la inmortalidad de su eminencia reverendísima cardenal Miguel Obando y Bravo, el pueblo lo recuerda como uno de los nicaragüenses que con sus acciones materializaba los mensajes de paz, amor y reconciliación que siempre brindó desde su rol de guía y líder espiritual.
A lo largo de los últimos 50 años la historia de Nicaragua no puede ser relatada sin la figura del cardenal Miguel Obando, nombrado prócer de la paz y la reconciliación en marzo del 2016 por la Asamblea Nacional.
El titulo otorgado por el parlamento resume toda una vida entregada al pueblo nicaragüense, primero desde las diferentes parroquias en donde dejó huellas imborrables y luego como arzobispo de la Diócesis de Managua, posición en la que aportó decididamente a la paz y la reconciliación.
En ese trabajo de fe, de amor y esperanza, se formó como el mediador por excelencia, el hombre de Dios que siempre procuró apelar a la razón, al encuentro y a la conversación para resolver los más álgidos temas en Nicaragua.
Quienes trabajaron de cerca con el cardenal Miguel Obando y Bravo así lo describen, como el siervo de Dios que nunca utilizó una palabra disonante para llamar la atención de los líderes político y enrumbarlos por la senda del encuentro y del consenso.
“Fue un hombre abierto no solamente como pastor, sino también como ser humano, a puertas abiertas para el dialogo, siempre decía que todas las cosas se arreglan platicando, dialogando porque el ser humano está hecho para eso, si no nos comunicáramos el dialogo, la lengua, el verbo que tenemos todos deben servir para construir la paz a través del entendimiento. El cardenal Obando fue una persona que se dedicó mucho tiempo no solamente a buscar la paz, la reconciliación, la tranquilidad del pueblo, sino que también el tratar de buscar puntos que cercarán en la reconciliación y la paz a las familias”, resalta monseñor Eddy Montenegro, uno de sus más cercanos colaboradores.
«Él era un maestro para todos nosotros que trabajamos, que colaboramos muy de cerca con él, decía siempre que hay que tener las puertas abiertas para que el dialogo, la reconciliación y el intercambio de ideas en la búsqueda del equilibrio”, añade Montenegro.
Su paso a otro plano de vida el 3 de junio del 2018, se da en un momento que el pueblo nicaragüense sufre los embates de un intento de golpe de Estado, donde fuerzas terroristas crean violencia sin precedentes en el país y es ahí donde la figura del cardenal Miguel Obando se hace sentir para encauzar los ánimos al terreno de la conversación.
Montenegro dice con total seguridad que el cardenal Miguel Obando predicó con el ejemplo, algo que en diversas ocasiones puso en peligro su vida, pues recibió diversas amenazas de muerte a fin de presionarlo para que no sirviera de mediador.
“Él siempre decía que confiaba en la misericordia, en la protección divina y continuaba con su trabajo, ese tipo de cosas nunca lo amilanó, sino que más bien continuaba y cuando alguien lo llamaba estaba dispuesto a tratar de poner ese granito arena, decía él en esa palabra que usaba, un granito de arena para contribuir en la búsqueda de la paz”, recuerda.
La vida del cardenal Miguel Obando en su labor espiritual y social se resume en tres etapas fundamentales para Nicaragua: La primera durante los años 70 cuando medió y puso sus buenos oficios como pastor entre la dictadura de Anastasio Somoza Debayle y la lucha libertaria del pueblo liderada por el FSLN, una segunda etapa el proceso de paz entre el Gobierno sandinista y la entonces contrarrevolución que conllevó a los acuerdos de Sapoa y luego como presidente de la Comisión de Verificación, Reconciliación, Justicia y Paz.
Monseñor Bismarck Carballo, cura párroco de la iglesia Espíritu Santo en Managua, resalta la figura del Cardenal Miguel como el “gran reconciliador” por excelencia, pues en los momentos en que el pueblo se desangraba con una guerra impuesta, se integra decididamente a trabajar por la paz junto al reverendo Gustavo Parajón.
“Yo creo que el titulo que se le dio al cardenal prócer de la paz y la reconciliación, cardenal de la paz, es el título que más se adecua a su misión, a su trabajo. Los nicaragüenses hemos extrañado al cardenal Obando en estos últimos meses porque todo mundo espera que la figura del cardenal pueda iluminar y yo creo que es un referente siempre para los nicaragüenses”, dice Carballo.
El promotor de la política del Bien Común
Carballo describe al cardenal Miguel Obando, como el pastor que utilizó el modelo de política para el bien común, en el que todos y todas debían ser cobijados por el bienestar independientemente de sus creencias religiosas o política partidaria.
“Yo creo que él es un modelo desde el punto de vista religioso, porque siempre estuvo en él la palabra del evangelio. Nunca dijo una palabra que tuviera en disonancia con el evangelio y eso como cristiano, como religioso es muy importante. Él evangelizó con su coherencia de vida y no hay duda que también trató de iluminar la política”, agregó Carballo.
Recuerda que cuando le propusieron integran la Comisión de Reconciliación y Paz junto al reverendo bautista Gustavo Parajón, no dudo en conformarla porque el fondo era que a Nicaragua llegara la paz.
“Cuando la propusieron formar la comisión con un líder de la Iglesia Bautista, él no dudo en hacerlo. Yo creo que ese es un modelo que ayudó mucho y que todos los grupos religiosos y sociales confiaron, evidentemente que hubo gente que quiso utilizarlo, manipularlo, pero el cardenal Miguel Obando en eso tuvo mucha independencia para tratar de cumplir la misión como pastor de iluminar la vida nacional”, dice.
Y esa luz también llegó a las nuevas generaciones que trabajaron con el cardenal Miguel en la segunda etapa de la Comisión de Verificación, Reconciliación, Justicia y Paz, desde el 2007 cuando asume la administración del país, el comandante Daniel Ortega Saavedra y orienta reactivar el trabajo de la comisión e inicia el líder religioso a recorrer todo el país para llevar el mensaje de Dios, de amor y los diferentes programas sociales que llevan impregnado esa política del Bien Común que tantas veces profesó en vida.
“Siempre para el cardenal Obando fue un honor contribuir a los procesos de paz y en beneficio de los más necesitados. Cuando fue llamado por el Señor presidente a presidir nuevamente este trabajo, él pidió autorización, como obediencia al Santo Padre y el Santo Padre le dio el visto bueno. Desde la comisión él siempre aportó para cumplirle a los más necesitados desde los planes de gobierno”, recuerda Roberto Rayo, que trabaja como jefe de despacho de la comisión.
Roberto trabajó con el cardenal Miguel desde muy joven, lo conoció a la perfección y es que su eminencia, siempre estuvo rodeado de jóvenes en su trabajo pastoral, como todo buen salesiano.
En cada una de esas giras por las comunidades y municipios del país, Roberto conoció de la fortaleza del cardenal, de la física y espiritual, siempre animando a jóvenes, a adultos a trabajar por la paz, a ser capaces de perdonar, porque eso llevaba a la paz y la reconciliación.
“Al cardenal Miguel le gustaba mucho rezar el Padre Nuestro, porque para él, el perdonar era la clave de todo”, dice Roberto.
De esa fuerza espiritual sacaba las fuerzas físicas, porque en esos recorridos por el país, nunca lo vio cansando, siempre dispuesto a llevar el aliento de Dios y la fortaleza de la palabra.
Cardenal Obando siempre acompañó a los nicaragüenses en los momentos más difíciles
“Llegaba siempre con la palabra de bendición, la gente lo recibía en todos lados con mucho cariño, con mucho amor. Se hacía acompañar de los ministros, ya sea la ministra de salud, el ministro de educación, bendiciendo hospitales, centros de salud, escuelas, remodelación de equipos, inauguración de calles y sobre todo el Plan Techo. Recorrimos grandes distancias, tuve el honor de acompañarlo junto a monseñor Castrillo y un grupo de trabajo que siempre le acompañó”, afirma Rayo.
“Siempre para aprovechar el tiempo salíamos muy temprano, a veces teníamos cuatro o cinco sitios que visitar, a pesar de lo apresurado y apretado de la agenda nunca demostró cansancio, el cansancio quizás lo demostró al regreso, pero siempre con entusiasmo llegaba a cada punto a bendecir, a saludar a la gente y a cortar la cinta para un beneficio nuevo para la población”, agrega.
El cardenal Miguel Obando siguió las enseñanzas de San Juan Bosco, y por eso siempre promovió la educación, le gustaba ir a las comunidades e inaugurar un nuevo centro escolar, una escuela técnica y eso resaltan sus colaboradores, de ahí surge la necesidad de aportar al desarrollo del país con la Universidad Católica.
La educación como pilar del desarrollo
Jessica Rodríguez Palacios, destaca que el cardenal en cada encuentro con la comunidad educativa de la universidad, siempre hablaba de la paz y como siendo un buen estudiante se contribuye a ese objetivo.
“Yo creo que eso es un legado que nos ha dejado a los egresados de la universidad, en todo momento siempre hizo énfasis en esa palabra de que hay que buscar la paz y de que todos los esfuerzos que se hicieron por garantizar la paz en Nicaragua se deben seguir manteniendo a través de la historia. Fue reconocido su trabajo internacionalmente por esa lucha incansable por conseguir la paz no solo de Nicaragua, sino en toda la región con el papel que desempeñó en los acuerdos de Esquipulas, siempre apeló a la reconciliación”, cuenta Jessica que trabaja en el área académica de la Unica.
Valora como muy positivo, que la oficina del cardenal Miguel Obando en la universidad siempre estaba abierta para recibir a los jóvenes, a los adultos para escucharles sus inquietudes y aprender de ellos también.
“Siempre apeló a la reconciliación, que nos reconciliáramos con nosotros mismos y también con todas las personas que teníamos alrededor de nosotros para hacer un buen trabajo dentro de la universidad, no podemos ir por la vida diciendo algo que no vivimos y creo que él fue el mejor ejemplo, en toda las situaciones que ha vivido el país en todo momento fue ese puente que permitió que se unieron lazos independientemente de credos religiosos o políticos, independiente de la manera de pensar de la gente, él siempre fue un puente, estuvo con las puertas abiertas para escuchar a todas las personas”, indicó Jessica.
El pacificador de todo un pueblo
El señor Felipe Sánchez resume la vida del cardenal en la historia eclesial y por la patria. “En la historia eclesial no solo promovió el evangelio y la palabra de Dios, sino que también se preocupó por las necesidades materiales de la población y en la historia ya conocemos bastante lo que hizo. Él desde su nombramiento como arzobispo de Managua comenzó a destacarse por su cercanía a la población y lo digo porque comencé a tratar con él desde 1971, hace 48 años”.
Sánchez sostiene que la presencia del cardenal Miguel Obando era sinónimo de respeto “y desde que lo acompañe siempre trato con respeto a las personas, siempre llamó a las personas con su nombre, por el cargo o por el título que tenia la persona, jamás fue así como tomarse demasiada confianza, siempre fue un hombre respetuoso y él siempre lo trataron con respeto”.
Para argumentar sus palabras recuerda que el cardenal Miguel Obando fue a mediar en el caso de personas secuestradas por grupos armados en Quilalí en 1993, y retornó varios días después que logró con éxito la liberación.
“Hizo su trabajo y se vino. El mayor logró que una persona puede lograr como ciudadano es tener el reconocimiento de pacificador, de reconciliador y en ese aspecto la Patria ya reconocía a su Eminencia, incluso en vida que es lo que vale muchas veces”, recuerda.
Para cada uno de estas personas, el gran trabajo del cardenal Miguel en su fructífera vida religiosa y como patriota nicaragüense, se basa fundamentalmente “en la fe en Dios y en la fe en el hombre. Él fue un hombre lleno de gracias y confiaba en las personas”.
Hoy que se cumple el primer aniversario de su paso a otro plano de vida, el pueblo nicaragüense lo recuerda y le rendirá homenaje.