María Teresa Acuña, de 50 años, dio gracias a Dios y a la Corte Suprema por hacer justicia, al comprobar que el prestamista Mario Hurtado Jiménez, es culpable por los delitos de usura y lesiones psicológicas en su contra.
María Teresa dijo que hace nueve años, Mario le prestó 2 mil 700 dólares a dos años de plazo con una tasa de 6% de interés mensual y para obtener el préstamo se constituyó hipoteca sobre la hermosa casa de su mamá en el barrio Laureles Sur.
Agregó que en tres ocasiones, el prestamista le reestructuró la deuda, recapitalizando el monto original más los intereses corrientes y los moratorios, hasta sumarle 45 mil dólares, para despojarla de la casa a pesar que ella le entregaba entre 1,500 a 2 mil dólares de intereses, con lo cual pagó hasta seis veces el préstamo.
Hace cuatro meses, Mario Hurtado fue declarado culpable por Celso Urbina, Juez Octavo Local Penal, quien lo condenó a dos años de cárcel y lo obligó a resarcir los daños ocasionados a la víctima.