El Ministerio Público pidió prisión perpetua para Eleocadio Díaz Espino, de 76 años de edad, quien fue declarado culpable del asesinato agravado de su sobrina – nieta Osmary Solieth Andino Díaz, de 14 años de edad.

El atroz crimen fue perpetrado en la comarca Buena Vista, en el municipio El Viejo, departamento de Chinandega, la noche del 20 de noviembre del año 2024.
La doctora Isabel Mayorga Saavedra, jueza de Distrito Especializado de Violencia de Chinandega, declaró al acusado culpable de asesinato agravado y violación agravada en grado de tentativa, destacando la brutalidad del crimen.
De acuerdo al libelo acusatorio, Eleocadio Díaz suponía que a la niña le gustaban las mujeres y en varias ocasiones había expresado que quería “hacerla mujercita”.

El día del crimen, la menor se comunicó por celular con su madre, por última vez, alrededor de las 8 de la noche, y le dijo que iba camino a casa después de visitar a un amigo cerca de la escuela Francisco Hernández de Córdoba.
Sin embargo, después de esa llamada no volvió a responder, y al día siguiente, su madre alertó a las autoridades por su desaparición.
En la búsqueda iniciada por la Policía jugó un papel fundamental “Max” un perro entrenado en rastreo, quien guió a los investigadores hasta la parcela de Alicia del Carmen Mairena, donde Eleocadio Díaz trabajaba como cuidador.
En ese lugar el perro marcó el rancho donde ocurrió el crimen. En el sitio, los investigadores hallaron una cadena rota que la madre de la menor reconoció como la que llevaba puesta su hija.
En el rancho, también hallaron un condón usado, papel higiénico y otros indicios de que Díaz Espino había intentado violar a la joven, quien se defendió hasta que fue golpeada mortalmente contra un pilar de madera.
Intentando borrar las huellas del crimen, Díaz Espino arrastró el cuerpo de la menor hasta un predio cercano donde lo roció con gasolina y le prendió fuego.
Al día siguiente regresó al lugar y al notar que algunos restos no se habían quemado por completo, los metió en un saco de nylon y los aventó a un hoyo con agua en la misma propiedad.
Los restos semi-quemados de la niña fueron descubiertos por los oficiales de la Policía que también hallaron fragmentos de huesos, tejidos blandos y órganos quemados.
El asesino fue detenido mientras removía hojas y escombros cerca de un árbol de Guanacaste, en un intento desesperado por borrar cualquier rastro.
Durante el juicio, la fiscalía presentó pruebas contundentes, incluyendo el testimonio del forense quien confirmó que la muerte de la menor fue causada por traumatismos craneales severos, y que su cuerpo fue quemado después.
Será en los próximos días cuando la jueza Isabel Mayorga de a conocer la sentencia a las partes por la vía electrónica.