A prisión perpetua fue sentenciado ayer jueves, el sujeto Ballardo Antonio Obando Tijerino, de 44 años, quien en la primera semana de abril se declaró culpable por haber asesinado de 18 machetazos a su pareja, María Auxiliadora Jiménez Hernández, de 28 años, en una comunidad de Santa Teresa, Carazo.
La doctora Socorro López Pérez, Jueza del Distrito Especializado en Violencia de Carazo, Circunscripción Oriental, impuso a Ballardo Obando la Prisión Perpetua revisable por el Femicidio en perjuicio de María Auxiliadora Jiménez Hernández, condena que deberá cumplir en el penal «La Granja”, de Granada.
Asimismo, la jueza declaró culpable a Ballardo del delito de lesiones graves en perjuicio de doña Martha Lorena Hernández Sandino, de 49 años, madre de la fallecida, por lo cual lo condenó a 4 años de prisión, la cual es de imposible cumplimiento porque la pena mayor, subsume a la menor.
De conformidad a lo establecido en el artículo 50 de la ley 779 la juez también ordenó el sometimiento del condenado Ballardo Antonio Obando a programas de orientación, atención y prevención que disponga el Sistema Penitenciario para modificar las conductas violentas y evitar la reincidencia.
En la audiencia realizada en la primera semana de abril, el acusado expresó ante la jueza Socorro López: “…quiero declararme culpable, le quité la vida a la madre de mis hijos, María Auxiliadora…”.
En el libelo acusatorio se indica que la pareja tenía 11 años de convivir y durante la mayor parte de ese tiempo, el chontaleño Ballardo Obando Tijerino le dio maltrato a María Auxiliadora.
Además, el atroz crimen lo cometió en presencia de su niño de nueve años y su niña de seis años, uno de ellos discapacitado, y de una sobrinita de 5 años de edad.
Ballardo Antonio Obando Tijerino, asesinó a su cónyuge María Auxiliadora Jiménez en un camino de la comarca Calihuate, de Santa Teresa, Carazo, la mañana del Jueves Santo, cuando esta se dirigía con los niños en busca de atención médica a un centro de salud.
El femicidio fue grabado en video con celulares por personas que vieron al hombre macheteando en el suelo a su víctima y a la madre de ella pidiendo auxilio, pero desafortunadamente nadie se atrevió a intervenir por temor a ser víctima del desgraciado.