Mediante peritajes, la Fiscalía demostró que desde el 2013, Corea le mandaba amenazas de muerte a su expareja, escritas en trozos de papel higiénico, con sujetos que habían salido de prisión y que fueron compañeros de celdas.
Las amenazas obedecían a que su expareja dejó de hacerle las visitas conyugales, y la vez acosaba a su hija, porque según él, era cómplice de su madre.
En el debate de pena, la fiscalía solicitó 4 años y 8 meses de cárcel para Roberto Corea los delitos de violencia psicológica, intimidación o amenaza y lesiones psicológicas a su hija de 13 años, los que se le sumarían a los 13 que ya cumple por violencia intrafamiliar.