La jovencita Amanda Teresa Stavik, de 18 años de edad, desapareció un 24 de Noviembre del año 1989 mientras hacia ejercicios en la localidad de Acme, en el condado de Whatcom, en Washington, capital de Estados Unidos.
Su cuerpo fue encontrado tres días después flotando en un río a varios kilómetros del sitio donde había desaparecido. Ella fue secuestrada, abusadas sexualmente y asesinada con saña.
En ese entonces la policía creó un perfil de ADN a través del semen encontrado en el cuerpo de la víctima. Y recolectaron material genético aportado voluntariamente a 50 varones que vivían cerca de la casa de la joven; todos lo entregaron menos uno Timothy Forrest Bass.
Sin embargo para esa época las autoridades tenían pocas evidencias para arrestarlo pero decidieron investigarlo más a fondo durante 28 años. En el 2013 descubrieron que Timothy trabajó como repartido de pizza en el área y le solicitaron a la compañía su ruta de entrega y un permiso para recolectar muestras de su vehículo de trabajo… pero éstos se negaron.
La lata que resolvió el caso
En el 2017, una compañera de trabajo de este joven accedió a colaborar con la policía y entregó su ruta de entrega detallada y el tiempo que duraba en cada área. Además ella misma se ofreció como voluntaria para recoger evidencias. Fue así como el 10 de Agosto de 2017 logró recoger un vaso plático y una lata de Coca Cola que este sujeto había arrojado a la basura.
Los resultados señalaron que el ADN en la gaseosa y el semen de la escena del crimen tenían una coincidencia de 1 en 11 millones de trillones. Por esa razón el 12 de diciembre de 2017 Bass fue arrestado y acusado de asesinato en primer grado.
Su defensa alegó que las pruebas fueron recolectadas de forma ilegal pero una Corte estableció que la empleada fue quien decidió colaborar con las autoridades sin verse obligada o presionada. Por ello la prueba de ADN fue aceptada para el juicio, que se realizará en Abril de 2019.