El gobierno de México reveló a través de una conferencia de prensa que las armas usadas en la masacre de nueve integrantes de la familia mormona LeBarón, fueron fabricadas en Estados Unidos.
Las evidencias recolectadas por los peritos en las escenas del crimen permitieron “reconocer el calibre de casquillos .223 de fabricación Remington y de procedencia norteamericana” informó el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo.
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Hasta el momento, la principal hipótesis del gobierno mexicano es que el crimen, que causó la muerte de tres mujeres y seis niños mexicano-estadounidenses, habría sido producto de un enfrentamiento entre grupos de narcotraficantes antagónicos.
Una de las líneas de investigación apunta a la organización delictiva “La Línea” del Cartel de Juárez que opera en Chihuaha como la responsable de los asesinatos perpetrados en la frontera de México y Estados Unidos.
Al parecer el grupo delincuencial habría enviado una célula a los límites con Sonora para evitar el ingreso a la zona de otra organización conocida como “Los Salazar”, que integra el Cartel del Pacífico. Se presume que habrían confundido los vehículos en los que viajaban las victimas con los de miembros del grupo rival.
Así mismo, la fiscalía de Chihuahua dijo que en el sitio opera un grupo reconocido como ‘Los Jaguares’, parte del cartel de Sinaloa, que podría haberse enfrentado con una disidencia de ese mismo subgrupo apoyado por otro cartel llamado ‘La Línea de Chihuahua’.