Este 18 de noviembre se cumplen 41 años, del mayor suicidio colectivo de la historia, promovido por “el profeta” estadounidense Jim Jones, ocurrido en Guyana, Suramérica.
En el lugar la policía encontró muertos a 917 miembros de la iglesia “Templo del Pueblo”, dirigida por el hombre que supuestamente tenía 20 años de predicar a su manera la palabra de Dios.
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Jim Jones y su iglesia “Templo del Pueblo” tenía más de 6 mil miembros en Estados Unidos y otros países, de los cuales más de 900 se fueron con él a la propiedad en Guyana, la que bautizó con el nombre de Jonestown.
En el lugar los súbditos eran sometidos a todo tipo de vejámenes, pero muchos los aceptaban por la promesa de Jones de llevarlos al paraíso. Sin embargo los que intentaban escapar eran torturados.
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Jones, cada semana sometía a pruebas de lealtad a sus seguidores, a quienes obligaba a beber supuesto veneno, a morir por él.
Los que se negaban eran amenazados con armas de fuego hasta que se tragaban el supuesto veneno.
Los abusos en el “Templo del Pueblo” en Guyana llegaron a Estados Unidos por lo que un congresista, y varios periodistas fueron a Jonestown, y el 17 de noviembre de 1978 fueron asesinados por los seguidores de Jim Jones.
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Al día siguiente el falso profeta de 47 años con megáfono en mano ordenó a sus seguidores que se suicidaran bebiendo cianuro con jugo de uva. El sin embargo no hizo eso y se quitó la vida disparándose con una escopeta.
En total murieron 917 personas, de ellas 200 niños y niñas, a quienes sus padres les dieron de beber el cianuro con jugo de uva, por orden de Jim Jones.
¿Qué es cianuro?
El cianuro es un anión monovalente de representación CN-. El mismo contiene el grupo cianuro (:C≡N:), formado por un átomo de carbono y un átomo de nitrógeno unidos por un enlace triple.
Es utilizado en el ámbito industrial, minero, en la galvanoplastia de electrodeposición de zinc, oro, cobre y especialmente plata y de uso en la producción de plásticos de base acrílica.
Es muy tóxico, potencialmente mortal.
Se describe con un olor fuerte a castañas o almendras amargas, pero no siempre emana olor y no todas las personas pueden detectarlo, pues está comprobado que la capacidad de detectarlo está en un gen recesivo asociado al cromosoma X femenino.
Además el límite de detección del olor es muy cercano a la concentración donde comienza a ser tóxico.