Un equipo interinstitucional integrado por especialistas de la Unidad Municipal de Gestión de Riesgo de Telica, Defensa Civil, MINSA, INETER y CD-SINAPRED realizó una evaluación técnica del volcán Telica el pasado 14 de enero de 2025, utilizando tecnología de drones equipados con sensores termográficos avanzados.
El monitoreo reveló temperaturas cercanas a los 500°C en el cráter principal, manteniendo la incandescencia que se ha observado desde el comienzo de su más reciente actividad.
Las cenizas expulsadas se concentran en un radio aproximado de 1,000 metros en dirección Suroeste, sin afectar hasta el momento a las comunidades aledañas, mientras que los bloques de rocas expulsados durante las explosiones se han limitado a un radio entre 30 y 100 metros alrededor del cráter.
Los expertos han registrado 126 explosiones desde el sábado 11 hasta la mañana del 15 de enero, todas de baja intensidad y sin consecuencias para la población cercana.
A pesar de que la estructura volcánica no muestra cambios relevantes que sugieran una actividad más compleja, las autoridades mantienen las restricciones de acceso al volcán y continúan con el monitoreo constante del complejo volcánico Telica.
El volcán Telica
El Volcán Telica, ubicado en el departamento de León, es uno de los colosos más activos de Nicaragua, formando parte del sistema volcánico de nuestro país que cuenta con aproximadamente 50 formaciones volcánicas.
Con una altitud de 1,060 metros sobre el nivel del mar, este complejo volcánico se caracteriza por una estructura única compuesta por varios cráteres superpuestos con una alineación general hacia el noroeste.
Desde la época colonial española, el Telica ha mantenido una actividad constante y significativa, convirtiéndose en uno de los volcanes más monitoreados de Nicaragua.
Su estructura incluye el volcán Santa Clara, que también ha registrado actividad histórica, y las famosas fumarolas de San Jacinto y Santa Clara.
Entre sus erupciones más notables se encuentran los eventos de 1982, 1986, 1994, 1998 y 1999).
En años más recientes, ha continuado mostrando actividad significativa, con episodios registrados en 2006, 2007, 2011, 2013, 2015 y 2016.
Una de sus características más distintivas es su capacidad para expulsar columnas de gases y ceniza que pueden alcanzar más de un kilómetro de altura.