Asesinato atroz de trío familiar revive otros casos que conmovieron a nicaragüenses

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Leonel Rivera, abogado y notario público, reflexionó este miércoles sobre el triple asesinato de padre, madre e hija, a manos de Nahúm Isaí Bravo Torres, hecho que mantiene a la expectativa a los expertos en derecho penal por la forma atroz y premeditada con que fue cometido.

Ante este caso el doctor Rivera recordó algunos crímenes que han conmovido en los últimos años a nuestro país y que precisamente han tenido que ver con la ambición por los bienes.

Recordó el caso de la reconocida abogada María Esperanza Parrales Rugama, de 56 años, quien fue degollada en Veracruz, Masaya, por tres albañiles que laboraban en su vivienda, quienes miraron sus comodidades y luego planearon el robo y asesinato. Actualmente los implicados purgan una condena de 20 años.

De acuerdo con el abogado, otro caso muy sonado fue el del juez suplente Ernesto Herrera, quien en agosto del 2003 asesinó a su esposa Tania Silva Reyes, en Altamira, para quedarse con los bienes adquiridos durante el matrimonio. Hoy purga una condena de 23 años.

Finalmente el doctor Rivera recordó el estremecedor crimen cometido por JonahanHubert Zapata Calderón y su mujer Karelia Castellón Rivera, quienes le arrebataron la vida a su patrón, el sociólogo Douglas Guerrero Castellón, en el sector de Linda Vista en marzo de 1998.

Primero, Karelia y Jonathan Zapata golpearon a su víctima con un bloque de concreto, después le asestaron dos puñaladas en la frente, y luego lo descuartizaron e incineraron con su colchón, antes de ir a botar su cuerpo en el sector de Nejapa.

Jonathan Zapata confesó en los tribunales que bebió sangre de su víctima como parte de un ritual satánico y luego esparció piezas de la ropa ensangrentada de Guerrero en los predios de la llamada casa embrujada, ubicada cerca del kilómetro 17 de la Carretera Sur.

Por ese crimen, los asesinos fueron condenados a 30 años de prisión que se cumplen en el año 2028.

Todos estos casos tienen en común que sus autores fueron perturbados por la avaricia, el interés económico y planificaron inteligentemente sus actos atroces, dijo el doctor Leonel Rivera.

El experto comentó que con el dictamen forense el cual reveló que Nahúm Bravo no presenta síntomas de demencia, está más que claro que el delito se centró drásticamente en los bienes y no le importó apartar de su camino a su padre Santos Bravo, su hermana Lucía Leticia y a su madrastra Rosibel Murillo Luna.

Rivera expresó que este tipo de delitos no solo golpea a las familias que enfrentan el proceso de duelo sino también a la sociedad nicaragüense.

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