No es necesario regresar a la historia de la fundación de Nicaragua entre los años 1475 a 1526, ni de recordar a la ocupación estadounidense en Nicaragua de 1912 a 1933, ni a la guerra civil de 1926/1927, ni a las raíces del conflicto histórico entre los conservadores, agentes de Washington, y los liberales de izquierda, aliados de México.
La importancia de ese período en la historia del Pueblo nicaragüense, es que le dio origen y encendió la mecha del fuego abrasador, que sucedió a lo largo de las décadas posteriores, hasta el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979, liderada inicialmente por el Partido Socialista de Nicaragua, y posteriormente se transformó en el Frente Sandinista, en referencia al General Augusto César Sandino, quien lideró la resistencia contra la ocupación estadounidense en la década de 1930.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional pudo derrocar a Anastasio Somoza en 1979, poniendo fin al gobierno de la dinastía Somoza, y formaron un gobierno revolucionario, logrando el apoyo incondicional de todas las fuerzas de izquierda latinoamericanas, encabezadas por Cuba, Fidel Castro, y globalmente de la Unión Soviética y el sistema socialista antes de su colapso a principios de los años noventa del siglo pasado.
El gobierno de los sandinistas, encabezados por el joven luchador Ortega, continuó durante once años. Durante el cual, la dirección de la revolución pudo alcanzar importantes logros, comenzando por erradicar el analfabetismo, pasando por asegurar la salud de los ciudadanos, asegurar la igualdad de género e iniciar el desarrollo económico para hacer avanzar la economía nacional nicaragüense.
Sin embargo, Estados Unidos y sus agentes de la “Contra”, trabajaron desde 1984 para socavar los esfuerzos del gobierno de Ortega y los sandinistas, a pesar de eso, el Frente Sandinista logró ganar la mayoría de los votos en las elecciones que se realizaron ese año, las cuales fueron boicoteadas por los partidos de oposición, que obtuvieron casi un tercio de los escaños en la Asamblea Nacional.
Sin embargo, la CIA, que estableció y apoyó a los «Contras», no permitió que los sandinistas se asentaran en el poder y agotó al país y al Pueblo, en una guerra civil que duró hasta 1989. Esto preparó el terreno para que los sandinistas perdieran el poder en las elecciones de 1990, en la que ganó Violeta Chamorro, después de la revisión de la constitución de 1987 y la guerra civil de diez años, a pesar de eso, los sandinistas conservaron algunos escaños parlamentarios.
La dirección del Frente Sandinista no se rindió, ni levantó la bandera blanca frente a los enemigos de la revolución y el Pueblo, y siguió la lucha desde fuera del poder hasta lograr ganar las elecciones de 2006.
Daniel Ortega, jefe del Frente Sandinista, fue reelegido como presidente de Nicaragua con un contundente 38,7% de los votos frente al 29% de su contrincante en 2016, y también en las elecciones de 2021.
El regreso de Ortega y su Partido Socialista a la dirección del país no fue fácil, pero después de que el Pueblo nicaragüense les brindó la oportunidad de gobernar a los conservadores, que son herramientas de la CIA, y que se dedicaron a saquear las riquezas del país, los nicaragüenses comprendieron la diferencia entre los partidarios del Pueblo, los que defienden sus derechos políticos, económicos, culturales, sociales y jurídicos, y sus opositores conservadores mentirosos. El Pueblo decidió por seguir la dirección revolucionaria del Frente Sandinista, que ha protegido el Legado de la Revolución de hace 44 años, no abandonaron sus principios, y se negaron a someterse a los dictados de Washington, y se enfrentaron al imperialismo y a sus simpatizantes en Nicaragua y Sudamérica en general.
Durante las últimas décadas de lucha del Pueblo nicaragüense, se han establecido relaciones de amistad y solidaridad entre los dos Pueblos y las dos direcciones amigas, la palestina y la nicaragüense, basado en la convicción de los dos liderazgos, en la justicia de sus causas e intereses, y en la convicción de que el enemigo sionista-estadounidense apunta a todos los luchadores por la Libertad, la Justicia y la Paz en el mundo, y no solo en Palestina o Nicaragua, lo que fortaleció y consolidó la relación bilateral conjunta entre los dos Pueblos y los dos liderazgos.
En el aniversario 44 del triunfo de la Revolución Sandinista, no se puede dejar de felicitar al Pueblo amigo nicaragüense, por el aniversario de la Revolución, nuestro Pueblo y su dirigencia, se mantienen siempre firmes, del lado de la heroica Nicaragua, encabezada por Daniel Ortega y el Frente Sandinista.