En la Facultad de Agricultura de la Universidad de Maryland, se ha desarrollado un seminario titulado «Agricultura Sostenible y Medio Ambiente en Nicaragua» que se imparte cada otoño, así como una breve experiencia de viaje a Nicaragua en el semestre de invierno (primeras semanas de enero).
El año pasado, diez estudiantes y dos profesores de la Universidad visitaron Nicaragua en un viaje organizado por Friends of ATC (Amigos de la ATC), la organización de solidaridad internacional de la Asociación de Trabajadores del Campo, dirigida por Erika Takeo, nuestra anfitriona.
¿Por qué elegimos estudiar en Nicaragua?
El hambre, la pobreza y el analfabetismo son problemas importantes que asolan gran parte del mundo y el cambio climático es una de las mayores amenazas para los humanos en el planeta.
Nicaragua está dando un ejemplo de desarrollo sostenible que aborda todos estos temas.
Nicaragua prácticamente ha eliminado el hambre y alcanzó el 90% de autosuficiencia en la producción de alimentos, al mismo tiempo que aumentó la exportación de alimentos.
La alfabetización se ha mejorado significativamente y el país ofrece educación gratuita desde preescolar hasta la universidad y escuelas de profesionalización técnica.
Asimismo, la esperanza de vida ha aumentado y la mortalidad infantil se ha reducido drásticamente. La atención médica básica gratuita es accesible para todos.
Nicaragua ha mejorado sus prácticas agrícolas, promoviendo una gestión resiliente al clima como la administración del agua y suelo para mitigar los impactos del cambio climático.
Curiosamente, Nicaragua ha logrado estas hazañas impresionantes mientras reduce sus emisiones per cápita de gases de efecto invernadero, que ya eran sólo una octava parte de las que registra Estados Unidos.
A pesar de enfrentar sanciones ilegales e intervenciones de Estados Unidos, la economía de Nicaragua sigue creciendo de manera constante en todos los principales sectores.
Los logros de Nicaragua en desarrollo sostenible han sido tan notables y como profesor de Ciencia Animal en la Universidad de Maryland durante los últimos 28 años, considero sería deshonesto no mencionarlos mientras enseño cómo mejorar las prácticas agrícolas para reducir los impactos ambientales.
Mi trabajo consiste en enseñar sobre nutrición y manejo animal y asesorar a los reguladores gubernamentales y agricultores acerca de métodos para minimizar el daño ambiental a causa de la agricultura animal.
Mi investigación incluye la búsqueda de formas de mejorar la alimentación y el manejo de los animales para disminuir las pérdidas de nutrientes desde las granjas hasta estuarios como la Bahía de Chesapeake, así como la identificación de métodos para reducir las emisiones de gases que contribuyen al cambio climático.
Las estadísticas sobre Nicaragua son sorprendentes. A pesar de ser una nación en desarrollo con una producción agrícola a base de mano de obra intensiva, el país ha logrado un progreso impresionante abordando múltiples objetivos, como satisfacer las necesidades humanas de alimento, educación y atención médica, reducir la pobreza y mejorar el medio ambiente.
Además, el país ha logrado adaptarse a los impactos adversos del cambio climático causados principalmente por los países desarrollados.
Inspirado por estos logros, desarrollé un curso de dos partes sobre agricultura nicaragüense en la Universidad de Maryland para examinar los esfuerzos de Nicaragua en este campo y evaluar si podíamos aprender de su ejemplo.
¿La Agricultura Corporativa Salvará el Planeta con una Segunda Revolución Verde?
Producir más comida para alimentar a los que padecen hambre en la medida en que la población mundial crece, podría conducir a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, porque la expansión de tierras de cultivo a menudo significa destrucción de bosques y praderas que secuestran carbono.
Además, los impactos del cambio climático, como las sequías o los huracanes, pueden afectar negativamente la agricultura y exacerbar el hambre y la pobreza.
Para cumplir con los requisitos nutricionales de una población mundial en expansión, debemos usar los recursos de la tierra de manera más eficiente y con menor impacto ambiental por unidad de alimento producido.
Este enfoque permitirá abordar el hambre y la pobreza mientras minimizamos nuestra huella de carbono.
Los países en desarrollo son alentados para que adopten procesos y técnicas agrícolas similares a los nuestros (Estados Unidos).
Pero nuestro sistema de agricultura fue “desarrollado” a través del genocidio de las poblaciones indígenas y la esclavitud, así como destrucción de la flora y la fauna natural y hoy está siendo impulsado por el afán de lucro empresarial.
Al observar nuestra historia, se puede entender por qué algunos países en desarrollo no quieren reproducir nuestro modelo de «desarrollo» que prioriza la maximización de ganancias corporativas.
Nuestro sistema selecciona las empresas que son más rentables y aquellas que hacen el mejor uso de sus recursos a menudo son más competitivas y sobreviven, lo que da como resultado un aumento general de la eficiencia.
Al mismo tiempo, optimizar la rentabilidad a veces redunda en decisiones y medidas que perjudican la productividad de la tierra, o causan un impacto ambiental negativo.
Tenemos vastas extensiones de tierra en muchos Estados dedicados a los mismos monocultivos. Esos cultivos son enviados por todo el país y se procesan. Una parte de los granos se utilizan para biocombustibles y parte para alimentos humanos y animales.
Los ciclos de nutrientes se rompen, lo que provoca la pérdida de nutrientes en el medio ambiente en algunas regiones.
Al mismo tiempo, los combustibles fósiles y la minería producen fertilizantes químicos para reemplazar los nutrientes extraídos de otras regiones.
La aplicación de nuevos fertilizantes nitrogenados acelera la producción de óxido nitroso, un gas de efecto invernadero muy potente. Los pesticidas y la ingeniería genética eliminan los alimentos para la vida silvestre.
El carbono del suelo se disminuye para muchos cultivos, poniendo más gases de efecto invernadero en el aire, reduciendo la capacidad de los suelos para retener agua y otros nutrientes.
Aun así, Estados Unidos ha mantenido este sistema durante décadas y probablemente es más estable de lo que algunas personas creen. Sin embargo, en otros países con diferente topografía y clima, estas mismas prácticas producen desiertos que están creciendo.
Como ejemplos, la deforestación que se observa en el Amazonas y la expansión del desierto de Sahara.
La gente todavía pasa hambre en Estados Unidos. Muchos trabajadores agrícolas ganan salarios miserables por un trabajo agotador. Las enfermedades relacionadas con la dieta son frecuentes y los alimentos sobre-procesados contribuyen a ello.
La esperanza de vida en Estados Unidos ha disminuido porque las tasas de suicidio, adicción a las drogas y violencia tienen una tendencia al alza. Mucha gente no tiene seguro médico. La pobreza sigue siendo un problema importante en el país “más rico” del mundo.
¿Deberían los países en desarrollo realmente intentar copiar el modelo económico que estamos usando en Estados Unidos?
Los países desarrollados emiten muchos múltiplos superiores per cápita de gases de efecto invernadero que los países en desarrollo.
Imagine en cuánto se aumentaría las emisiones de gases de efecto invernadero si todos los países en desarrollo del mundo fuesen recreados a la imagen de los desarrollados.
La alternativa de mantener la pobreza y el hambre como norma tampoco es aceptable, por lo que el ejemplo de Nicaragua merece ser estudiado con mucho cuidado.
Independientemente del sistema que se escoja para obtener alimentos, Nicaragua es un país soberano y tiene derecho a marcar su propio camino hacia el desarrollo y no copiar el camino tomado por Estados Unidos.
Sin embargo, las grandes corporaciones sobreviven creciendo: encontrando nuevos mercados y una fuerza laboral más grande.
Nicaragua va por su propio camino
Cuando los nicaragüenses se vieron obligados a seguir nuestros «consejos» en el pasado, ya sea desde mediados de 1800 hasta Somoza, o durante el período neoliberal de 1990 a 2007, la economía a veces se hizo más «eficiente» según los estándares estadounidenses, mientras las disparidades de ingresos aumentaban, la gente pasaba hambre, el analfabetismo se disparó, y la tierra y el agua se contaminaron aún más.
Es común que las personas se sientan abrumadas y deprimidas al pensar en estos temas, lo que hace que deseen alejarse o ignorarlos.
Es por ello, que la inspiración y la esperanza que recibimos de Nicaragua es tan importante.
En Nicaragua tenemos el ejemplo de cómo estos problemas están siendo abordados y las personas que viven allí prosperan, mientras emiten sólo una octava parte per cápita de los GEI (Gases por Efecto Invernadero) emitidos por Estados Unidos.
La gente suele decir que Nicaragua es el tercer país más pobre del hemisferio (o anteriormente el segundo más pobre) según el PIB per cápita.
Sin embargo, el PIB es la totalidad de la actividad económica, no una medida de si se satisfacen las necesidades básicas de las personas.
Si se considera que Nicaragua tiene la segunda tasa de pobreza más baja de América Latina y los más pobres tienen acceso a atención médica básica de buena calidad y la alimentación y educación es gratuita desde preescolar hasta la Universidad, se puede afirmar Nicaragua es uno de los países menos pobres del hemisferio.
Hoy, después de 500 años de colonialismo e intervención en Nicaragua por parte de los españoles y luego de Estados Unidos, Nicaragua claramente carece de la infraestructura necesaria para una actividad económica robusta comparable a la de un país desarrollado.
Sin embargo, por las decisiones que han tomado en los últimos años, la actividad económica está orientada a satisfacer las necesidades de toda la población, en lugar de servir los intereses de los nicaragüenses más ricos y las corporaciones extranjeras.
Esto significa que, en lugar de orientar su economía hacia la adquisición de armas de guerra y el consumismo, han centrado su atención en la salud, la educación, la infraestructura como carreteras, electricidad, agua potable, hospitales y parques. Pudimos ver de primera mano esa realidad.
¿Cómo pudo Nicaragua lograr tanto?
Mientras viajábamos por Nicaragua, pudimos observar una producción agrícola viable en todas partes. Escuchamos a agricultores, expertos agrícolas, ambientalistas y líderes.
Probamos deliciosas frutas y verduras y sabrosos platillos. Aprendimos técnicas específicas para manejar suelos y animales, incluidas muchas técnicas transmitidas de generación en generación desde los antepasados.
Las poblaciones indígenas americanas enseñaron a los europeos sobre sus métodos agrícolas tradicionales y cómo habían domesticado muchos de los cultivos alimentarios que se consumen ahora (por ejemplo, maíz, papas, frijoles, calabazas, tomates y aguacates), pero los europeos no fueron los mejores estudiantes.
Los antepasados indígenas sabían cómo prevenir la erosión sembrando hileras perpendiculares a las laderas y usando zanjas o terrazas de contorno para evitar que la escorrentía del agua erosionara los suelos.
Cultivaron legumbres como frijoles con maíz para aprovechar la capacidad de fijación de nitrógeno del cultivo de leguminosas para enriquecer los suelos para el maíz.
Incorporaron árboles en todos los paisajes, atrapando carbono, reteniendo suelos y proporcionando sombra.
Pero más allá de las técnicas en la finca, me interesó especialmente aprender cómo los nicaragüenses transfieren el conocimiento de finca en finca a través de organizaciones como la ATC.
Nos reunimos con los excelentes docentes que trabajan con la ATC, así como con profesores universitarios. Participamos conjuntamente en talleres sobre agroecología, nutrición y caminatas de pasto.
En el sistema agrícola estadounidense impulsado por las corporaciones, la mayor parte de la tecnología se desarrolla y se transfiere de arriba hacia abajo, mientras en Nicaragua las organizaciones que representan a los trabajadores agrícolas y los pequeños propietarios establecen prioridades para la investigación (qué es lo que se puede intentar) y la transferencia de tecnología para abordar mejor sus propios problemas y necesidades.
También aprendimos de las leyes para promover el desarrollo equitativo y eficiente, como la Ley de Agroecología o la Ley Hambre Cero.
Estas leyes brindan incentivos y educación para los pequeños agricultores, crean mercados para vender alimentos, proporcionan plantas o pollos para iniciar empresas agrícolas a pequeña escala y otorgan préstamos a bajo interés. Por ejemplo, los programas han introducido productos básicos menos comunes como la pitahaya y el cultivo de tilapia.
Aprendimos, además, sobre su filosofía y enfoque democrático centrado en las personas para tomar decisiones e implementar cambios. Nicaragua tiene una economía mixta que incluye tanto a grandes corporaciones como pequeños agricultores.
Los pequeños agricultores y trabajadores agrícolas están organizados en grupos que les permiten aprender sobre las políticas gubernamentales y hacer aportes, a diferencia del sistema estadounidense en el que las políticas son definidas en gran medida por las empresas más grandes de la industria.
En Nicaragua se toman decisiones para atender las necesidades multifacéticas de la sociedad—reducir la pobreza y el hambre, obtener soberanía alimentaria, buenas condiciones de trabajo, proteger el medio ambiente—para todos los actores.
Este enfoque impide que unas pocas empresas tomen el control total. La idea de que los campesinos tienen ideas válidas es un concepto difícil de comprender para los expertos corporativos, y mucho menos aceptar. Y, sin embargo, los resultados son imposibles de negar.
Nicaragua es un país pequeño en comparación con el tamaño de las corporaciones multinacionales, no obstante, representa una tremenda amenaza.
Su enfoque está funcionando de manera demostrable para combatir el hambre y la pobreza y disminuir los gases de efecto invernadero mientras se adapta al cambio climático. Pareciera que nada de eso debería presentar un problema para Estados Unidos.
Nicaragua ha logrado estos resultados al mismo tiempo que alcanza la soberanía alimentaria, sin abrazar por completo las corporaciones de agronegocios que esperan monopolizar la producción de alimentos.
Significa este pequeño país representa ahora la amenaza de un buen ejemplo para el resto de América Latina y el mundo.
Por ello, derrocar al gobierno de Nicaragua es una prioridad y mientras tanto, se utiliza una guerra de propaganda para justificar la agresión y enmascarar el éxito que Nicaragua ha tenido.
El enfoque predominante del desarrollo impuesto en la mayor parte de los países en desarrollo es forzar recortes en el gasto en programas sociales, privatizar los recursos públicos e incentivar las fábricas de explotación laboral para la exportación al extranjero.
Según este enfoque, alimentar a los pobres puede sonar agradable, pero con el tiempo provocaría un colapso económico.
Este modelo neoliberal de desarrollo basado en la explotación se continúa utilizando a pesar de que no produce avances significativos.
Los resultados positivos contrastantes de Nicaragua son de hecho una amenaza a los argumentos esgrimidos para continuar el “desarrollo” a través de la explotación, en otras palabras, Nicaragua es una amenaza al orden mundial.
Si eres estudiante de la Universidad de Maryland, quiero invitarte a tomar nuestra clase en la UMD.
Si no asistes a la UMD, es posible tomar el curso de seminario en línea y participar en el curso de estudios en el extranjero en las dos primeras semanas de enero y obtener créditos de transferencia.
Quiero agradecer al ATC por ayudar a organizar el curso del semestre de otoño y por organizar el curso de estudios en el extranjero.
El ATC ofrece muchos programas tanto en línea como en persona, así que considere ser parte de una delegación o pasantía de ATC.
Animo a todos a viajar a Nicaragua para ver por sí mismos cómo es vivir y prosperar de manera sostenible.