Una serie de intensas precipitaciones provocaron una situación de emergencia en la capital china, donde en apenas cuatro días se acumularon más de 54 centímetros de lluvia, una cantidad alarmante considerando que Pekín normalmente recibe unos 60 centímetros en todo un año, según reportes oficiales.

La televisión estatal Xinhua informó inicialmente sobre 28 muertes en el distrito de Miyun y 2 en Yanqing. Sin embargo, el portal elmundo.es elevó la cifra total a 33 fallecidos, incluyendo trágicamente a 5 rescatistas que perdieron la vida mientras intentaban ayudar a otros. Aproximadamente 20 personas permanecen desaparecidas mientras continúan las labores de búsqueda.
Las inundaciones causaron daños severos en 31 tramos de carretera y dejaron sin electricidad a 136 poblados de la periferia montañosa de Pekín. La magnitud del desastre obligó a las autoridades a evacuar a más de 80,000 vecinos de las zonas más afectadas, quienes fueron trasladados a refugios improvisados en escuelas y cuarteles militares.
Ante la gravedad de la situación, el gobierno chino activó la alerta roja máxima por riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra. El presidente Xi Jinping emitió directrices claras ordenando que «no se escatimen esfuerzos en la búsqueda de desaparecidos» y exigiendo la implementación de «medidas de control con meticulosa atención al detalle».
Los equipos de emergencia desplegados incluyen bomberos, unidades especializadas de rescate, drones para localización de víctimas y vehículos anfibios para acceder a zonas completamente anegadas. La prioridad actual es localizar a los desaparecidos y asegurar las áreas que aún presentan riesgos para la población.
Aunque julio forma parte de la temporada de lluvias en Pekín, este temporal ha superado todos los récords históricos de décadas recientes.