El Parlamento de Corea del Norte puso fin, el pasado miércoles, a la cooperación económica con Corea del Sur.
La decisión, anunciada por la Agencia Telegráfica Central de Corea (KCNA), marca un punto de inflexión en las ya de por sí tensas relaciones entre los dos países hermanos, separados por décadas de desconfianza y hostilidades.
Con un acuerdo unánime, los legisladores norcoreanos abolieron la ley sobre la cooperación bilateral y la ley que regía una zona especial de turismo internacional en Kumgangsan, junto con todos los acuerdos bilaterales en materia de cooperación económica.
En enero, el líder norcoreano Kim Jong-un solicitó una reforma constitucional que catalogaría a Corea del Sur como el «país hostil número 1», delineando un compromiso de «ocupar completamente» el territorio surcoreano en caso de un conflicto armado entre las dos naciones.
Así mimo Pyongyang decidió reajustar todas las organizaciones intercoreanas, desmantelando cualquier esfuerzo previo hacia una mejora de las relaciones y la tan anhelada reunificación pacífica.
Según KCNA, esta decisión responde a la actual percepción de Corea del Sur no como un compatriota, sino como un «país hostil y beligerante».