Roger Michael Mahony, de 89 años, será uno de los sacerdotes que participará en el rito del cierre del féretro del papa Francisco, a pesar que fue excluido de cualquier ministerio público por su rol en el encubrimiento de varios escándalos de abuso sexual infantil.

El cardenal presbítero fue destituido de todas sus funciones administrativas y públicas en el año 2013 por su sucesor al frente de la arquidiócesis de Los Ángeles, José Gómez, después de que se publicaran miles de archivos sobre varios sacerdotes acusados de abuso sexual a menores.
Mahony, estuvo al frente de la arquidiócesis de Los Ángeles, la más grande de EE.UU., desde 1985 hasta 2011. Los documentos revelados tras su jubilación demostraban que había ayudado a proteger a sacerdotes investigados en la década de 1980. En lugar de expulsar a los curas y denunciarlos a la Policía, los enviaban a centros de tratamiento fuera del estado de California, donde la legislación obligaba a los terapeutas a denunciar cualquier sospecha de abuso infantil a las autoridades.
Ese fue el caso de Peter García, quien fue enviado a Nuevo México para recibir tratamiento y que admitiría posteriormente haber abusado de más de una docena de niños, la mayoría provenientes de familias de migrantes irregulares, a alguno de los cuales amenazó con la deportación si no guardaba silencio. No llegó a ser procesado penalmente antes de su fallecimiento en 2009.
Otro caso es el del reverendo Michael Baker, también enviado a Nuevo México para ser tratado después de admitir que había abusado de niños pequeños. En esta ocasión sí que llegó una condena décadas después. Se calcula que el padre Baker abusó de entre 23 y 28 víctimas, la más joven de las cuales tenía tan solo 5 años de edad.
En 2013, la arquidiócesis de Los Ángeles abonó casi 10 millones de dólares para indemnizar a las víctimas de cuatro casos de abuso cometidos por Baker.
Actualmente Mahony es miembro del Colegio Cardenalicio que se reunió en la Ciudad del Vaticano esta semana tras el deceso del papa. No podrá participar en el cónclave para elegir al sucesor de Francisco por su edad (solo pueden intervenir los cardenales menores de 80 años), aunque ha sido invitado, junto a otros 10 clérigos de alto rango, a participar en la ceremonia de clausura del ataúd, antes del funeral que se celebrará el sábado.