Para el próximo 28 de abril fue programada la audiencia inicial en contra del sujeto Pedro José Zamora García, quien fue acusado de asesinar y lanzar a una letrina a su expareja Maritza Castro Manzanares, de 42 años, en la comarca El Cortijo, de Rancho Grande, Matagalpa.
La acusación en contra de Zamora García fue interpuesta por la Fiscalía en el juzgado único de distrito penal de audiencia y violencia de la ciudad de Matagalpa, a cargo de la doctora Maribel del Rosario Parrilla Castillo, quien ordenó mantener en prisión preventiva al procesado.
Las autoridades de Matagalpa ubicaron como fecha del crimen el 17 de febrero de este año, ya que los familiares de la víctima afirman que tenía unos 50 días de desaparecida, y fue hallada muerta hasta el 02 de abril dentro del escusado ubicado detrás de la vivienda donde vivía con sus hijas y el verdugo.
Lugareños informaron que Pedro Zamora, además de vivir con doña Maritza, también convivía con una hija de ella con quien procreó 2 hijos, pero la relación se volvió hostil desde que el señalado abusó de una niña de 13 años, también hija de la víctima, a quien se llevó a vivir a la comunidad Poza Redonda, en Jinotega.
Luego de que se llevó a la niña, una hermana de la occisa contactó a Pedro Zamora para decirle que lo habían denunciado por violación, y lo mejor era que dejara ir a la menor.
Presuntamente atemorizado por lo que le dijeron, el sujeto envió de regreso a la pequeña, sin embargo luego regresó a la casa de Maritza Castro, con intenciones de seguir abusando de la niña.
Al ver las pretensiones del sujeto, doña Maritza y su otra hija empezaron a evitar que este siguiera ultrajando a la menor, por lo cual amenazó con matarlas, si no le permitían cometer los abusos.
Se conoció que días antes de su desaparición, doña Maritza Castro y Pedro Zamora quedaron solos en el inmueble, momento que fue aprovechado por el sujeto para matarla y tirar el cuerpo en la letrina, a la que luego le lanzó varias paladas de tierra.
Cuando las hijas de la fémina le preguntaron sobre el paradero de su progenitora, el delincuente les respondió que se había ido con otro hombre.
Sospechando que algo malo le había sucedido a doña Maritza, sus familiares empezaron a buscarla hasta encontrarla semienterrada en el sitio donde estaba la letrina, pues extrañamente, el haragán de Pedro Zamora había hecho un nuevo escusado en otro lugar del patio.