La Asamblea Nacional aprobó este jueves por mayoría de votos, la Ley de Regulación de Agentes Extranjeros, con el objetivo de asegurar la soberanía, la estabilidad y la paz en Nicaragua, ante posibles acciones injerencistas financiadas desde el exterior.

La ley se sostiene en el artículo uno de la Constitución Política y el ocho de la de la Ley de Seguridad Soberana, y establece la inscripción de representantes extranjeros ante el Ministerio de Gobernación, además de reportar sus actividades y los recursos recibidos desde el exterior.
El diputado José Figueroa, vicepresidente de la Comisión Económica, explicó que la Ley de Regulación de Agentes Extranjeros establece un marco jurídico a las personas naturales y jurídicas que responden a intereses y financiamiento extranjero.
Esto es con el fin de evitar que utilicen esos recursos para actividades que deriven en injerencias de gobiernos u organizaciones extranjeras en los asuntos internos de Nicaragua poniendo en riesgo la seguridad soberana de la nación.
Con ésta norma jurídica las personas naturales y jurídicas que responden a intereses y financiamiento extranjeros están obligados a inscribirse en el Registro de Agentes Extranjeros del Ministerio de Gobernación que es la entidad facultada para regular, supervisar y sancionar en esta materia.
La ley no afecta a los pensionados extranjeros, a quienes reciben remesas familiares, a las empresas productivas y comerciales extranjeras, las fábricas y cadenas de supermercados, las inversiones extranjeras y sus trabajadores, y a los prestadores de servicios de esas empresas.
También están exentas las personas que desarrollan actividades económicas, comerciales y productivas en base a tratados internacionales como el TLC o los acuerdos de asociación.
El total de diputados de la Asamblea Nacional saben que muchos países cuentan en la actualidad con una legislación semejante, entre los que se encuentran Brasil y los mismos Estados Unidos.
La independencia, la soberanía y la autodeterminación nacional, son derechos irrenunciables del pueblo y fundamentos de la nación nicaragüense. Toda injerencia extranjera en los asuntos internos de Nicaragua o cualquier intento de menoscabar esos derechos, atenta contra la vida del pueblo. Es deber de todos los nicaragüenses preservar y defender esos derechos.