Querer tener unas nalgas como las de “Jennifer López” casi les cuesta la vida a las estudiantes de Derecho Vielka Cáceres Ramírez, de 22 años, y su amiga Samanta Estrada Rugama, de 19, quienes irresponsablemente se inyectaron anabólicos para aumentarse las “pompas”.
El hecho se registró en las instalaciones de la Facultad de Derecho de la Unan-León, donde Vielka y Samanta al ver que sus horas de ejercicio en el gimnasio no les estaba dando el cuerpo que ellas querían, decidieron buscar ayuda con uno de sus amigos.
Resulta que su compañero de clases Carlos Javier Mejía les vendió anabólicos y se lo inyectaron en los baños de la facultad, y horas después sufrieron estragos en su salud.
Vielka y Samanta presentaron vómitos y otros problemas gástricos por lo cual fueron trasladadas al hospital Oscar Danilo Rosales, en León, donde relataron todo lo que hicieron.
Tras la valoración médica se determinó que la fuerte dosis de anabólico les causó problemas gástricos y hepáticos, por lo cual estarán ingresadas por varios días en el centro hospitalario de León.
Las autoridades policiales retuvieron en calidad de investigado a Carlos Javier Mejía para conocer de donde obtiene dichas sustancias y si las vende sin ningún tipo de recomendación a las personas.
Según las investigaciones médicas, los anabólicos además de los daños hepáticos que causan en el cuerpo, aportan al crecimiento de los músculos por su alto contenido de hormonas masculinas, y en las mujeres reduce el tamaño de los senos, disminuye la grasa corporal, agranda el clítoris y aumenta el tono de la voz.