El hallazgo de los cuerpos de tres jóvenes mujeres que se encontraban desaparecidas sacudió a la sociedad argentina, desencadenando una oleada de indignación y renovando un debate sobre la violencia de género y la alarmante crisis de femicidios que atraviesa el país sudamericano.

Las víctimas, identificadas como María Belén Blanco, Lucía Soledad Torres y Camila Ayelén Gómez, desaparecieron el viernes por la noche tras salir de un bar en el centro de Córdoba, y sus cuerpos fueron encontrados el lunes en una zona rural, según confirman las autoridades mientras la investigación avanza.
Los principales medios argentinos han reportado que las tres jóvenes víctimas son María Belén Blanco, de 22 años, estudiante universitaria oriunda de la ciudad de Córdoba; Lucía Soledad Torres, de 19 años, trabajadora de un comercio local y residente en la misma ciudad; y Camila Ayelén Gómez, de 20 años, estudiante de enfermería y amiga cercana de las otras dos jóvenes.
Según Infobae, «las tres jóvenes habían sido vistas por última vez el viernes por la noche, cuando salieron juntas de un bar en el centro de Córdoba. Sus familias denunciaron la desaparición al no regresar a sus hogares y tras no responder los mensajes ni llamadas».
De acuerdo con Clarín, «las jóvenes salieron juntas de un bar en la zona céntrica y, según las cámaras de seguridad, abordaron un vehículo particular que aún no ha sido identificado plenamente por las autoridades». La desaparición fue reportada por sus familias en la madrugada del sábado.
Detalles del macabro descubrimiento
El hallazgo de los cuerpos se produjo el lunes 23 de septiembre en una zona rural a las afueras de la ciudad, en un descampado cercano a la ruta provincial 5. Según La Nación, «los cuerpos presentaban signos de violencia y estaban parcialmente cubiertos por ramas y hojas, lo que hace suponer que los responsables intentaron ocultar los restos».
Conforme a la información recabada durante la investigación policial, las autoridades forenses han determinado importantes evidencias sobre la causa de muerte. Según Infobae, «los peritajes forenses confirmaron que las jóvenes murieron por asfixia mecánica y presentaban signos de defensa, lo que indica que intentaron resistirse al ataque».
La policía y la fiscalía argentina iniciaron una investigación exhaustiva para esclarecer todas las circunstancias de este triple crimen y dar con los responsables. Las autoridades han declarado que no descartan ninguna hipótesis, aunque la principal línea de investigación apunta a un posible femicidio múltiple.
El fiscal a cargo del caso, Jorge Villalba, señaló en conferencia de prensa: «Estamos trabajando con perspectiva de género y no descartamos que se trate de un crimen vinculado a violencia de género o a una red de trata de personas. Se están analizando los vínculos personales y las últimas comunicaciones de las víctimas».
Según Página/12, «la policía investiga si las jóvenes fueron víctimas de un secuestro exprés o si el móvil está relacionado con una venganza personal o un ajuste de cuentas, aunque hasta el momento no hay elementos firmes que apunten a una motivación económica o criminal organizada».
Hasta ahora, no se han producido detenciones ni se ha identificado a sospechosos concretos. La fiscalía ha solicitado la colaboración de la ciudadanía para aportar datos sobre el vehículo en el que fueron vistas por última vez las jóvenes. Además, se están analizando las imágenes de cámaras de seguridad y los registros de llamadas y mensajes de los teléfonos celulares de las víctimas.
El hallazgo de los cuerpos ha provocado una ola de dolor e indignación entre los familiares de las víctimas y la comunidad local donde ocurrieron los hechos. Las familias de las víctimas han exigido justicia y celeridad en la investigación. En declaraciones recogidas por La Nación, la madre de una de las jóvenes expresó: «No queremos que esto quede impune. Exigimos que se investigue a fondo y que los responsables paguen por lo que hicieron».
Criminólogos y especialistas en género consultados por medios como La Nación y Clarín coinciden en que «la mayoría de los femicidios en Argentina son cometidos por parejas o exparejas de las víctimas, y suelen estar precedidos por episodios de violencia previa».