Jorge Silva se quedó con el combate ante César López por KO en una pelea que había llamado la atención en la previa por la disparidad en la estatura

La pelea había despertado cierta curiosidad en la previa aunque eran dos boxeadores desconocidos. La diferencia de estatura se había hecho notoria durante el pesaje realizado y eso planteó el interrogante sobre cómo sería el trámite del combate en el Centro de Convenciones Olof Palme de Managu. Pero fueron apenas 15 segundos de actividad sobre el cuadrilátero para un combate enmarcado en el peso pesado.
El local Jorge Silva, que acusó un peso de 293.8 libras en la balanza (133.2kg), ganó el centro del ring inmediatamente. Conectó un golpe bajo, que tampoco pareció ser tan preciso. César López esquivó el siguiente envío e incluso impactó en el cuerpo de su contrincante. La réplica fue un golpe al costado del rostro que evidentemente fue demasiado para el debutante guatemalteco.
El Tanque López cayó sentado de un modo particular contra uno de los rincones cuando apenas habían transcurrido 15 segundos y esperó el conteo del juez de la velada. Cuando vio el séptimo dedo levantado del árbitro, le empezó a mover la cabeza de lado a lado. La señal del “no” era clara. El juez sumó 10 por una mera formalidad, pero el peleador que hizo su estreno como boxeador profesional y frenó el día previo la balanza en 217.6 libras (98.7kg) ya sabía que todo había terminado casi sin empezar.
El combate pautado a cuatro asaltos, que sirvió como preliminar en la velada llamada “Revenge”, se convirtió en el tercer triunfo para un Silva que le sacaba el doble de altura a su rival.