La policía de Nueva Gales del Sur, en Australia, destapó una red internacional de abuso sexual infantil con raíces en Sydney, acusando a cuatro hombres por distribuir material criminal «particularmente devastador».

La detective Jayne Doherty fue categórica al describirlo: «No hay abuso infantil común y corriente, todo es un abuso infantil abominable», revelando que evidencias incluyen rituales satánicos y simbolismo oscuro.
En los allanamientos se incautaron dispositivos electrónicos con miles de videos que mostraban a bebés y menores hasta 12 años siendo torturados. Doherty confirmó que trabajan con agencias internacionales para identificar a todas las víctimas: «Determinar dónde fueron abusadas y quiénes eran sus agresores», aunque hasta el lunes ninguna víctima se había reconocido oficialmente. La red operaba bajo cifrado según informó la fuerza especial.
En el centro del escándalo está Landon Ashton Versace Germanotta-Mills, de 26 años, arrestado el pasdo jueves en Waterloo usando ropa de cebra y gorro azul.
Este autodenominado «periodista de investigación independiente» fundó Underground Media Network, supuesta plataforma contra el abuso de poder, mientras al mismo tiempo, según la policía, impulsaba una red satánica de pedófilos. Los cargos incluyen: Usar servicios de transporte para distribuir abuso infantil, acceder y poseer material criminal y siete delitos por esparcir pornografía animal.

Operaciones paralelas cayeron sobre un bloque de viviendas en Malabar, logrando la captura de Stuart Woods Riches, de 39 años: Acusado de posesión de material pedófilo, uso de servicios digitales para acceso, tenencia de drogas, e incumplir reportes obligatorios.
También fue detenido Mark Andrew Sendecki, de 42 años: Imputado por guardar datos criminales en servicios de transporte y acceso al material.
Y por último, Benjamin Raymond Drysdale, de 46 años: Procesado por facilitar abuso infantil mediante servicios digitales, violar órdenes restrictivas y posesión de drogas.
Doherty enfatizó el horror único del caso: «Utilizaban símbolos y conversaciones ritualísticas al ejecutar los abusos». La policía investiga cómo combinaban temas satánicos con agresiones sistemáticas, haciendo énfasis en que «tenía una perspectiva muy ritualista» según declaraciones reproducidas por agencias locales.