Su sesión de entrenamiento estuvo basada en un poco de movimientos de relajamiento y corrin por la madrugada de este lunes en el gimnasio ubicado en el Hotel Renaissance. Fueron cerca de 45 minutos de trabajo que permitieron a José “Quiebra Jícara” Alfaro terminar en 137.5 libras en la báscula No oficial de su equipo de trabajo.
Después de esa faena el púgil desayuno con frutas y jugo, descansó unas horas y por la tarde se volvería a sumergir en el Gym para seguir con su proceso de quedarse a la orilla de las 135 libras para su combate del viernes 24 de octubre contra el ruso Eduard Troyanovsky, 18 (15 KO)-0, por el título Internacional ligero avalado por la AMB.
Alfaro ha mostrado mucho optimismo para este enfrentamiento, se aprecia distinto, con hambre de notoriedad que había perdido. Consciente que éste podría ser su último tren, ese que permitirá recuperar su confianza y mostrar aquella agresividad y golpeo que lo llevó a convertirse en campeón mundial.
“Voy a demostrarme a mí mismo que puedo, ese es mi principal objetivo en esta pelea y después a los aficionados, que con mucha razón han perdido la confianza que en un tiempo me tuvieron”, dice Alfaro.
El factor optimismo es determinante para este púgil de 31 años, porque se trata de borrar el amargo pasado de sus reveses y convertirlos en ricas experiencias que lo empujen a ser diferente en el ring, a enfrentar a su rival con determinación, que en la medida que tire más golpes así crecerán sus posibilidades de ganar.
Pero, si se guarda de forma excesiva las manos como lo ha hecho en sus últimas peleas y no activa sus puños, entonces tendrá un resultado igual de oscuro como la noche.
“Voy con todo contra Troyanovsky, ese cinturón me lo llevó a Nicaragua”, agregó el peleador.