Fanáticos de los Patriots de Nueva Inglaterra coreaban «¡Brady! ¡Brady!» y trepaban montículos de nieve para alcanzar a ver el desfile del equipo que conquistó su cuarto campeonato de la NFL.
Los aficionados tiraban besos, agitaban las manos y gritaban hasta quedar roncos mientras la caravana de los campeones del Súper Bowl pasaba por el centro de Boston en vehículos anfibios, que se han convertido en característicos de los desfiles de campeonato en la ciudad.
Algunos seguidores hicieron caso omiso a las advertencias de la policía y treparon los enormes montículos de nieve que quedaron tras la tormenta de la semana pasada para poder ver mejor al quarterback Tom Brady, el entrenador Bill Belichick y el resto de los jugadores y sus familias, mientras un camión tiraba confeti al aire.
El público rugió mientras un sonriente Belichick y sus jugadores se tomaban selfies y levantaban el trofeo Lombardi. Docenas de agentes de la policía custodiaban la caravana mientras pasaban por la calle Boylston y por el lugar donde está la meta del Maratón de Boston, donde dos bombas mataron a tres personas e hirieron a más de 260 en 2013.
Muchos aficionados vestían camisetas con el número 12 de Brady, gritaban el nombre del quarterback y levantaban letreros con el mensaje «Somos los CAMPEONES». Uno tenía una pancarta con el mensaje «Belichick para Presidente».
Un sonriente Brady levantó a su pequeño hijo Benjamin, quien sonrió y saludó al público.
Los Patrios derrotaron el domingo 28-24 a los Seahawks de Seattle en el Súper Bowl en Glendale, Arizona, su cuarto título de la NFL, y primero en una década.
«Me estoy congelando, pero ha sido fabuloso. Es emocionante», dijo Annie Cushing, quien vestía una camiseta de Rob Gronkowski y un sombrero con una réplica de papel de aluminio del trofeo Lombardi. El verdadero Gronk provocó risas con sus pasos de hip-hop y un sombrero con un personaje de dibujos animados.