Barrera, líder de la Azul y Blanco, inspira con su ejemplo y ofrece su experiencia europea

2676231_full-lndEl jugador nacido en Ocotal, Juan Ramón Barrera llama la atención por muchas razones: maneja la pelota con ambas piernas, distribuye con creatividad y ejerce el liderazgo propio de un buen capitán.

Pero hay una mérito que brilla sobre el resto, el de ser el primer jugador pinolero en la historia que ficha por un club europeo.

En abril, cerca de cumplir los 26 años, el diez pinolero se subió a un avión rumbo a Austria para continuar escribiendo su historia como futbolista. Meses después, vuelve a Nicaragua para intentar romper nuevas barreras con su selección en el camino a la Copa Mundial Rusia 2018.

Nació para el fútbol

De familia muy humilde y trabajadora, la ruta de Barrera a la cima fue todo menos fácil.

“Como decía un entrenador: ‘Dios hizo el fútbol para los pobres’. Así que desde niño estuve buscando el sueño para salir adelante. Me sentí sorprendido cuando en Austria mostraron interés. Había técnicos que me dijeron que podía jugar en Europa, pero nunca se había dado la oportunidad real. Cuando firmé el contrato estaba muy alegre. ¡Era cumplir uno de mis sueños de vida!”, explica con sinceridad el jugador de 1.75 me de altura, que hasta ese entonces jugaba en el Real Estelí de su país y ahora lo hace para el Altach de Austria.

Entonces la vida le cambió. Se convirtió en referencia y le gustó la responsabilidad de guiar.

“No había sido el capitán de la mayor y es algo muy bonito porque fueron mis compañeros los que me eligieron. Ahora hay más compromiso porque Juan ya no está en Nicaragua y uno tiene que hacer las cosas bien para que otros jugadores de Nicaragua vean mi ejemplo y también salgan”.

Ya con el gafete en el brazo, El Iluminado busca compartir el conocimiento que va adquiriendo en el Viejo Continente para que su selección siga progresando.

“Cuando vuelvo a Nicaragua digo que el fútbol ya es global y no se fija tanto en la nacionalidad. El plano internacional ya no es privilegio de los italianos, ingleses, argentinos… Si eres bueno, no importa el país de donde vengas. Que trabajen y sigan luchando; que sueñen para que puedan ir a las ligas más competitivas y así puedan mejorar su vida”, completa.

Duarte hace la diferencia

“Cuando las cosas empiezan bien terminan bien”, dice Barrera a modo de resumen por el buen momento de la selección. «El nuevo entrenador cambió nuestra mentalidad: Henry Duarte ha venido a que nos la creamos, trabaja la parte psicológica y hemos logrado demasiado en ese aspecto. Nicaragua ya no siente miedo o nervios cuando visita otro país”.

Sin embargo, Jamaica, finalista de la Copa Oro 2015, resultó ser su rival de la tercera fase de la eliminatoria Zona Norte, Centroamérica y Caribe. El proyecto, entonces, iba a vivir una muy difícil prueba. Y fue ahí donde toda la labor mental salió a flote para cosechar una importante victoria en Kingston.

“Estábamos confiados en que íbamos a sacar un buen resultado”, relata después de la sufrida victoria de 3-2. “Confiamos en lo que venimos haciendo desde hace meses, porque esto no es de una semana, sino algo que ya lleva tiempo. Lo hicimos con serenidad, pero con la importancia debida porque sabíamos que nos jugábamos la vida. En el plano individual, gracias a este tiempo en Europa, me sentí más maduro y más pensante, y creo que eso lo aproveché mucho”, agrega Barrera, que también cuenta con experiencia en las ligas de Panamá y Venezuela.

El camino no fue fácil, pero regresaron a Nicaragua con una valiosa ventaja: “Aprovechamos mucho sus errores y siempre estuvimos en ventaja. Creo que en la segunda parte, por el clima, bajamos un poquito. Es muy difícil jugar en Jamaica por la humedad”.

A pesar de esto, es consciente que de nada sirve si en la vuelta no sacan un resultado positivo que los mantenga haciendo historia. “Está en nosotros. Tenemos los pies sobre la tierra porque no hemos ganado nada y quedan 90 minutos. Esperamos cerrar con broche de oro”. Y finaliza: “El partido acá en Managua tenemos que cerrarlo como allá en Kingston: luchando y peleando. No hay de otra”. Y de eso sabe mucho este joven que a base de sudor, lágrimas y esfuerzo, se forjó un espacio en la historia del fútbol de su país. Y quiere más.

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