Pensar que el sobrepeso es una enfermedad genera más obesidad. Esta es la conclusión a la que ha llegado un grupo de psicólogos estadounidenses tras estudiar el impacto que el reconocimiento de la obesidad como enfermedad tiene en el control de peso.
En el mes de junio del año pasado la Asociación Médica Estadounidense clasificó la obesidad como enfermedad y, posteriormente, en la revista ‘New York Times’ salió un artículo al respecto. Poco después, un grupo de investigadores estadounidenses liderados por la doctora Crystal Hoyt, de la Universidad de Richmond, llevó a cabo tres estudios separados que revelaron el impacto que este artículo tuvo en más de 700 personas con problemas de sobrepeso. Tras estudiar los resultados concluyeron que dicho artículo «socavó los procesos autorreguladores beneficiosos para bajar de peso» entre individuos que padecen esta enfermedad.
Según los investigadores, al pensar en el sobrepeso como enfermedad los individuos que la padecen dejan de prestar la atención necesaria a una dieta saludable. Por otro lado, entre ellos se reduce la preocupación por el problema de sobrepeso, algo que a simple vista podría tener impacto positivo, ya que lleva a una mayor satisfacción por su propio cuerpo. Sin embargo, la realidad es otra, ya que todos estos factores abocan a los individuos obesos a consumir alimentos con alto contenido calórico, lo que genera más obesidad.
Eso se debe, en particular, a que el propio término «enfermedad» implica que el cuerpo, la fisiología y los genes funcionan mal, lo que a su vez conduce a la idea de que es imposible cambiar el peso, explican los psicólogos, que no cuestionan que la obesidad sea una enfermedad, y que circunscriben su objetivo en revelar las consecuencias no deseadas de mensajes públicos como este.