Sopa, humor y duelo: El singular velorio del año viejo que caugtiva a Chinandega

En el barrio San Agustín, de la ciudad de Chinandega, la muerte del «Año Viejo» no es motivo de llanto, sino de celebración comunitaria.

El velorio del Viejo de Pólvora en Chinandega
El velorio del Viejo de Pólvora en Chinandega

La familia López Tejeda ha vuelto a convertir su hogar en el epicentro de una de las tradiciones más pintorescas de la ciudad: el velorio del «Viejo de Pólvora», un ritual que mezcla la sátira fúnebre con la esperanza de un nuevo comienzo.

A diferencia de otros lugares donde el monigote “Furcio López Tejeda” solo espera las llamas del 31 de diciembre, en esta casa chinandegana el proceso es «riguroso».

Según relataron los fundadores de la tradición, el personaje estuvo «en agonía y con suero» el 29 de diciembre, para ser declarado oficialmente «difunto» el día 30.

Para darle realismo a la escena, la familia instaló un respaldo fúnebre, alquiló sillas para los asistentes y, como en todo velorio nicaragüense que se respete, repartió la tradicional sopa de frijoles a vecinos y curiosos que se acercaron a despedir al «meco».

Más allá de las risas y los comentarios picarescos que genera la escena, la tradición tiene un trasfondo espiritual y emocional para los López Tejeda: El objetivo es reducir a cenizas las penas, errores y malas rachas del año que termina.

El fuego simboliza la apertura a pensamientos positivos y nuevas metas para el ciclo que inicia y la actividad fortalece los lazos entre los pobladores del barrio San Agustín a través del humor.

El «velorio» es solo la antesala del evento principal. Tras ser acompañado por platos de sopa y buen ánimo, el Viejo encontrará su destino final la medianoche de este 31 de diciembre.

En ese momento, las llamas marcarán el cierre del 2025, demostrando que en Chinandega hasta la nostalgia se despide con el corazón alegre y una buena dosis de cultura popular.

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