Según la afectada, acababa de salir de una casa de envío de dinero cuando un hombre alto y amistoso se le acercó, y le empezó a meter plática para después ofrecerle un refresco que tenía alguna sustancia, pues empezó a sentir un profundo sueño que la dejó roncando en una banca del parque.
Según la afectada, al despertarse descubrió que ya no tenía las 500 lapas verdes que acababa de retirar, por lo que pide a la policía dar con el paradero del avispado malandrín.