Una extensa investigación de Estados Unidos concluyó que es muy poco probable que un adversario extranjero sea responsable de las dolencias del «Síndrome de La Habana», que ha afectado a diplomáticos estadounidenses y oficiales de inteligencia en todo el mundo.
Según hallazgos desclasificados, publicados este miércoles, el misterioso síndrome fue reportado por primera vez por funcionarios estadounidenses en la capital cubana, en 2016, produciendo migrañas, náuseas, pérdida de memoria y mareos.
Hasta ahora se han notificado unos 1.500 casos en agencias y departamentos de todo el gobierno de EE.UU., incluidos algunos de este año.
La evaluación de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU. no ha encontrado pruebas creíbles de que algún adversario estadounidense tuviera un arma o dispositivo capaz de causar síntomas consistentes con el síndrome.
Como parte de la larga investigación, las agencias de inteligencia de EE.UU. consideraron la posibilidad de que los extraterrestres fueran responsables del síndrome de La Habana, pero lo descartaron, dijo un funcionario de inteligencia de EE.UU.
La investigación tampoco encontró explicaciones médicas comunes para todos los diferentes síntomas señalados ni circunstancias comunes, según los funcionarios de inteligencia.
La Oficina del Director de Inteligencia Nacional, que supervisa a la comunidad de inteligencia, ha confirmado que las agencias seguirían estudiando los incidentes y respondiendo a las personas que los denuncien.
La investigación fue tan amplia que las agencias de inteligencia estadounidenses rastrearon a algunas personas, como traficantes de armas, por todo el mundo a través de sus dispositivos electrónicos «viendo lo que hacían, con quién hablaban», explicó un segundo funcionario de inteligencia.
«Tuvimos pistas que tardamos nueve meses en desentrañar», agregó el funcionario. Cientos de funcionarios estadounidenses y familiares han enfermado por el “Síndrome de La Habana”, lo cual ha estado a punto de dejarlos demente.