Un terrible crimen sacudió la sociedad hondureña, el pequeño José Arturo Vásquez, de apenas 12 años de edad, se convirtió en otra víctima de la violencia desmedida que azota el país vecino.
Este trágico suceso tuvo lugar en la aldea de El Espinal, ubicada en el municipio de San Juan, departamento de Intibucá, donde la tranquilidad fue brutalmente interrumpida por una ráfaga de balas que segó la vida del menor en el umbral de su propio hogar.
La comunidad, sumida en el estupor, fue testigo de cómo la alegría y la inocencia de un niño inocente se desvanecían sobre un camino de tierra, manchado por la sangre de José Arturo.
Su cuerpo inerte fue trasladado al Centro Legal y Ciencias Forenses de Tegucigalpa, dejando tras de sí un vacío imposible de llenar y numerosas preguntas sin respuesta.
Hasta el momento, el manto de misterio envuelve las circunstancias que rodearon este cruel acto, mientras las autoridades policiales de Honduras investigan.