La joven holandesa Noa Pothoven, de 17 años de edad, quien padeció estrés postraumático, anorexia y depresión, por el trauma de varios abusos sexuales, falleció por la falta de ingesta de comidas y bebidas en las últimas semanas.
Pothoven, había solicitado la eutanasia porque no llevaba una vida normal por el dolor y el trauma causado por los abusos sexuales, sufridos a los 11 años, y después a los 14 años, en un sucio callejón de la localidad de Arnhem.
Sus padres y amistades más cercanas hasta en los últimos momentos apoyaron su decisión. «Se ha decidido que seré liberada. Todavía estoy respirando, pero en realidad, ya no estoy viva», escribió en una de sus últimas reflexiones.
«No vivo desde hace mucho tiempo, sobrevivo, y ni siquiera eso. El amor es dejar marchar», dijo como despedida a sus padres. Fue su hermana la que confirmó al periódico holandés el fallecimiento de la joven.