La cantante mexicana Dulce, cuyo nombre real era Bertha Elisa Noeggerath, falleció la mañana del miércoles 25 de diciembre, sorprendiendo a sus seguidores. La intérprete del éxito «Échame la culpa a mí» había sido operada recientemente de decorticación pleuropulmonar.
Desde temprano, su cuerpo descansa en la funeraria Casa Pedregal J. García López. Según el personal, no se ha señalado ninguna sala con su nombre y la familia no ha dado indicaciones al respecto. Durante la noche, figuras como Rafael Herrerías y Guillermo Rebolledo, ex pareja y representante de la artista, acudieron al lugar, aunque no pudieron acceder a la sala donde se encuentra el cuerpo de Dulce.
El cuerpo de Dulce será incinerado el día de hoy a las 12:00 horas, en un proceso que durará tres horas. Hasta ahora, el área donde reposa sigue cerrada y no se han recibido arreglos florales ni coronas. La cantante enfrentó serios problemas de salud a principios de año, cuando fue internada de emergencia por un tumor en el riñón.
Previendo las posibles complicaciones, Dulce decidió realizar su testamento para evitar disputas entre sus familiares. En entrevistas, reveló que su hija Romina sería la heredera universal de sus bienes, asegurando así su legado.
La partida de Dulce marca el fin de una era para la música mexicana, dejando atrás una trayectoria llena de éxitos y un legado que perdurará en la memoria de sus seguidores. Su música y su talento seguirán vivos en los corazones de quienes la admiraron.
La comunidad artística y sus fanáticos lamentan profundamente su fallecimiento, recordando su impacto en la industria musical y enviando sus condolencias a la familia durante este difícil momento.