Muchos todavía no pueden creer que Juan Gabriel muriera de forma inesperada hace una semana en la ciudad de Santa Mónica, California, dos días después de ofrecer un espectacular concierto en Los Ángeles.
El cantante le dijo a su hijo Iván Gabriel Aguilera Salas que su último deseo era que lo cremaran inmediatamente y sus cenizas fueran llevadas a su casa en Ciudad Juárez, donde nació como cantante.
Iván, de 28 años, albacea del testamento del intérprete, dijo en una entrevista exclusiva con Raúl de Molina para «El Gordo y la Flaca» que Juanga pidió que tras morir lo cremaran.
Ahora, las cenizas de uno de los más grandes cantantes mexicanos descansan sobre una chimenea de su hogar en Juárez. En la parte superior está un retrato del divo cuando era joven. También se pueden apreciar dos candelabros, un cirio y un masivo adorno de rosas rojas.
La chimenea es de travertino, roca sedimentaria de origen parcialmente biogénico formada por depósitos de carbonato de calcio y utilizada con frecuencia como piedra ornamental en construcción en exteriores e interiores.
Una belleza la chimenea donde descansa la urna con las cenizas de Juan Gabriel.